El Arzobispo grecocatólico de Homs, Mons. Jean Abdo Arbach, se refirió a las masacres contra civiles ocurridas en Siria el pasado fin de semana —que dejaron al menos 1.000 asesinados—, pidiendo a los cristianos mantener la esperanza de que termine la violencia y se de paso a la unidad y reconciliación.
Mons. Arbach resaltó la importancia de la comunidad cristiana para el futuro del país, afirmando a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) que “sin los cristianos no puede haber un futuro para Siria”. Por ello, invitó a los fieles mantenerse firmes en medio de los obstáculos.
“Los cristianos son las raíces de Siria y Siria es la cuna del cristianismo. En Damasco se conservan los lugares del siglo I donde el apóstol San Pablo se convirtió al cristianismo. En el pueblo de Maalula se conserva la tumba de Santa Tecla, primera discípula de San Pablo. Allí hay templos y monasterios del siglo I y se sigue hablando todavía el arameo, el idioma de Jesús”, añadió.
Además, el arzobispo exhortó a los responsables a detener las hostilidades: “No queremos más sangre. Llamamos a la unidad y la reconciliación. Después de 14 años de guerra no necesitamos otro conflicto”. Los ataques se han atribuido a militantes del grupo Hay'at Tahrir al-Sham (HTS), una coalición de grupos insurgentes islamistas sunitas que controlan el poder en el país de Medio Oriente después del derrocamiento de Bashar Al-Assad.
“Es un gran dolor. Pido que haya justicia porque asesinar a mujeres y niños no es algo bueno para Siria”, añadió Mons. Arbach.
También explicó que, con el cambio de régimen, Siria ha entrado en una situación “de enorme inseguridad” en la que falta el trabajo y escasea la comida y las medicinas. “Hay muchas personas que se preguntan cuándo va a acabar esto, no ven un futuro y se quieren marchar”, agregó.