Arzobispo comparte 10 consejos para ser un buen obispo en la Iglesia Católica
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo emérito de Santiago de los Caballeros (República Dominicana)./ Crédito: Anthony García, asistente de Mons. de la Rosa.
Un arzobispo dominicano de 85 años ofrece 10 consejos para ser un buen obispo de la Iglesia Católica, basándose en sus más de 60 años de sacerdote y más de 36 años de servicio en el ministerio episcopal.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio ha sido Obispo Auxiliar de Santo Domingo, Obispo de Higüey y Arzobispo de Santiago de los Caballeros en República Dominicana, entre 1989 y 2015, año en el que se jubiló, aunque ha seguido muy activo hasta el día de hoy en su misión de evangelizador.
En diálogo con ACI Prensa, el prelado ofrece 10 consejos para ser un buen obispo católico.
1. “Excelencia”
El arzobispo comenta, para comenzar, que a los obispos se les dice “Excelencia” o “Su Excelencia” y que, si bien su tarea es una “tarea excelente”, se debe evitar “creerse que uno es lo máximo, lo último o lo mejor”. “Hay que conservar siempre el sentido de humildad”, precisa.
2. Conservar la unidad de la Iglesia
El segundo consejo, continúa Mons. de la Rosa, está inspirado en una enseñanza que escuchó repetidamente de su obispo, Mons. Juan Félix Pepén, y que también leyó en varias ocasiones. En una de sus reflexiones, Mons. Pepén le preguntó: “Ramón, ¿qué te parece que es lo más importante en la tarea de un obispo? (…) Lo más importante en la tarea de un obispo es conservar la unidad de la Iglesia”.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros. Crédito: Pablo Fernández.
“Yo noté en la Conferencia del Episcopado Dominicano siempre, desde sus comienzos, que ha mantenido la unidad, y ha sido una de sus características. Había diferencias, había criterios distintos, pero como se expresaban en público, eran siempre criterios que nos ayudaban a todos nosotros en la unidad”, afirmó.
3. Ser hermano
El tercer consejo del prelado dominicano se basa en una célebre frase de San Agustín: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy hermano”. Explicó que siempre puede ocupar tanto el primer puesto como el último: el primero, por su condición de obispo, y el último, por su vocación de hermano.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio en una ordenación. Crédito: Archivo personal.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El cuarto consejo del prelado dominicano se basa en una frase tradicional, que es repetida muchas veces en la Iglesia: “Los sacerdotes son la corona del obispo”, porque “son importantes”.
Sin embargo, recordó una anécdota con un sacerdote francés de mayor edad, quien le respondió: “Sí, son la corona del obispo, pero a veces son una corona de espinas”. En ese sentido, Mons. Benito de la Rosa advirtió que todo obispo enfrentará críticas e incluso envidias dentro del clero, tal como le ocurrió a Cristo. “¡Ay de nosotros si pensamos que todo el mundo va a hablar bien de nosotros!”, agregó.
5. Escuchar a los sacerdotes para tomar decisiones
Mons. De la Rosa resalta, además, la importancia de escuchar a los sacerdotes para tomar decisiones: “Siempre recordaré a un sacerdote que me decía: ‘Nosotros no tomamos la decisión, la decisión siempre la toma usted, pero queremos que nos tenga en cuenta y nos consulte’. Aprendí que hay que consultar”.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros (República Dominicana). Crédito: Anthony García, asistente de Mons. de la Rosa.
6. El obispo no es un funcionario: siempre debe tener “las puertas abiertas”
El prelado señala que “hay que tener muy en cuenta que el obispo no es un funcionario y que, en sus horarios, siempre ha de estar dispuesto a tener las puertas abiertas”.
“Los sacerdotes sabían que, a cualquier hora que me llamaran, los atendía. Si no podía en ese momento, les decía: ‘No puedo ahora, pero te atiendo después’, y siempre lo hacía. Todavía lo sigo haciendo”, agrega.
7. El obispado, como el sacerdocio, “es una llamada”
El prelado subraya que el episcopado, al igual que el sacerdocio, es una vocación y no una elección personal. En sus palabras: “Por eso yo no soy obispo ni pastor porque yo dije ‘voy a ser obispo’, sino porque es una llamada que hace la Iglesia, un envío, una misión encomendada por el mismo Cristo”.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo emérito de Santiago de los Caballeros (República Dominicana). Crédito: Archivo personal.
Las Mejores Noticias Católicas - directo a su bandeja de entrada
Regístrese para recibir nuestro boletín gratuito de ACI Prensa.
El prelado enfatizó que el episcopado es un regalo y una gracia especial. “Ser obispo es un don, es un regalo. Por eso es un don excelente”, afirma.
Además, destaca que, como sucesores de los apóstoles, los obispos tienen la misión de realizar exorcismos: “El Señor nos mandó que podíamos ejercer y arrojar demonios y orar por los enfermos. Es un llamado y es un don que se pone siempre al servicio de los demás”.
9. El obispo es “sacerdote, profeta y rey”
Mons. De la Rosa recuerda que la identidad del obispo se fundamenta en lo recibido desde el Bautismo: “El obispo ha de tener en cuenta que él es lo que nos dijeron ya en el día del Bautismo: él ahora es sacerdote, profeta y rey. Como obispo lo sigue siendo”.
El Papa San Juan Pablo II en la ordenación episcopal de Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio. Crédito: Vatican Media.
Explica que, aunque ejerce estas tres funciones en un grado superior, “de una manera excelente”, nunca debe caer en la soberbia. “El obispo tiene esas tres tareas que tienen ya los laicos, que él lo tenía, pero en el grado superior, supremo (…) pero sin caer nunca en que él es el más grande, sino lo que tiene son dones para servir, para atender”, advierte.
10. La tarea del obispo
Tras recordar el buen ejemplo que recibió del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo emérito de Santo Domingo, el prelado resaltó que “el obispo auxiliar ha de saber que es auxiliar (…) yo lo sabía, que era un acompañante de él, una ayuda propicia y una ayuda normal”.
Luego, “en Higüey, yo era obispo residencial, y atendía todas las necesidades, y teniendo en cuenta, siempre como digo, mirar las atenciones, decir siempre que sí, y poder atender en todo momento”.
Ya como Arzobispo de Santiago de los Caballeros, Mons. de la Rosa señala que se “ocupaba de un mandato que tiene la Iglesia, que los arzobispos deben reunir a los obispos de su provincia eclesiástica. Yo tenía seis obispos y nos reuníamos periódicamente aparte de las reuniones de la conferencia episcopal”.
Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros (República Dominicana). Crédito: Anthony García, asistente de Mons. de la Rosa.
“Su oficio (el del arzobispo) no es la de ser un jefecito sino un servidor para las tareas comunes, para el apostolado, para la comunión, para la unidad”, destaca.
Al hablar después sobre su misión como obispo emérito, el prelado dominicano recuerda que “está retirado de la función administrativa de una diócesis, pero sigue siendo activo y yo he aprendido de la Iglesia que cuando uno es obispo emérito, retirado, sigue vivo, sigue actuando, sigue tratando de hacer y buscar la voluntad de Dios, pero ha de tener una actitud y un trabajo que no le quite la centralidad al obispo residente”.
“Un consejo para los obispos eméritos es, ocupa tu lugar, sé activo: ya tú no eres el que tiene que ser la cabeza de la diócesis, sino ocupar un segundo lugar y trabaja en aquello que el obispo del lugar te delegue”, aconseja.
Finalmente, Mons. de la Rosa remarca que “ser obispo es un ministerio, es un servicio, es un don, es una llamada, y es necesario serlo dignamente como Dios manda”.
Mons. Ramón Benito de la Rosa Carpio, Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros (República Dominicana), tiene 85 años. Este 2025 celebra 60 años de sacerdote y ofrece, en esta nota, 10 consejos para perseverar en la vocación.
Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa (Perú) propone tres retos para ser “artífices de un mundo nuevo” desde hoy, en línea con los tres pedidos que hace el Papa Francisco en su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz que se celebró el 1 de enero.
El P. John Paul Ginty tiene una historia poco común: trabajó como analista financiero en Wall Street en Nueva York, luego algunos años como abogado, fue también ingeniero nuclear en un submarino y el domingo 21 junio fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Newark (Estados Unidos).