El rito tiene lugar al finalizar la homilía. Según el Misal romano, el sacerdote, de pie y con las manos juntas, dice: “Queridos hermanos, pidamos humildemente a Dios Padre que bendiga con su gracia esta ceniza que, en señal de penitencia, vamos a imponer sobre nuestra cabeza”.
Luego, el sacerdote o ministro rocía la ceniza con agua bendita, sin decir nada. Seguidamente, impone la ceniza a todos los presentes que se acercan con él, y dice a cada uno: “Conviértete y cree en el Evangelio (Mc 1, 15)” o “Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver (Cfr. Gn 3, 19)”.
Según el Misal romano, no hay respuesta obligatoria por parte del fiel. Se recomienda retirarse en silencio, meditando el significado del gesto.
7. La ceniza también puede imponerse sin necesidad de la Misa
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En ausencia de un sacerdote, los laicos pueden imponer la ceniza en un rito sin Misa, preferiblemente precedido por una liturgia de la palabra. Sólo un sacerdote o diácono puede bendecirla previamente.
8. Las cenizas pueden ser recibidas por no católicos
Cualquier persona, incluso no católica, puede recibir la ceniza. Según el Catecismo (n. 1670), los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos “preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella”.
9. No es obligatorio recibir la ceniza
El Miércoles de Ceniza no es día de precepto, por lo que no es obligatorio recibir la ceniza ni asistir a Misa. Sin embargo, es recomendable participar.
10. El Miércoles de Ceniza es un día de ayuno y abstinencia obligatoria