Iglesia con la que Colombia se consagró al Sagrado Corazón “está a punto de caerse”

Para el P. Echeverri, el templo puede contribuir a reconciliar nuevamente al país, que en los últimos años padece por los enfrentamientos armados en al menos ocho regiones.

La idea de edificar la iglesia fue del entonces Arzobispo de Bogotá, Mons. Bernardo Herrera Restrepo, quien pidió al presidente José Manuel Marroquín Ricaurte construir un templo en honor al Sagrado Corazón de Jesús.

El decreto 820 de 18 de mayo de 1902 estableció que el Estado ayudaría en la edificación y destacó que era deber de la nación hacer lo posible por lograr la reconciliación entre los colombianos.

El 11 de junio de 1902 Colombia fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús y se colocó la primera piedra del templo. Cinco meses después, culminó la guerra civil con los tratados de Neerlandia y Wisconsin.

El P. Echeverri dijo que a partir de ese momento el país vivió un periodo de paz y cada año los presidentes renovaban la consagración “casi que de manera interrumpida hasta 1991, cuando surgió una nueva Constitución” y “el Estado se declaró un Estado laico, no confesional”.

La construcción culminó en 1918, en 1964 fue elevada a Basílica Menor por San Pablo VI y en 1975 fue declarado monumento nacional.

La iglesia, de estilo grecorromano, posee varias obras de arte, como diez pinturas del artista colombiano Ricardo Acevedo Bernal, entre las que están La Adoración de los Reyes Magos, La Sagrada Familia, Dejad que los niños vengan a mí, La Transfiguración», y la Aparición del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita.

Además, hay representaciones de los cuatro evangelistas, vitrales en sus naves laterales y varias esculturas en la fachada, entre ellas el Sagrado Corazón de Jesús, Santa Rosa de Lima, Santo Toribio, San Pedro Claver y San Luis Beltrán.

El deterioro de la iglesia 

Sin embargo, el entorno y el paso del tiempo comenzaron a hacer mella en el templo. Esto ha obligado a colocar una malla a lo largo del techo de la nave central para evitar que trozos de la estructura caigan sobre los fieles que acuden a las misas diarias.

Además, en las bases de tres de sus columnas centrales hay severos daños, así como muestras de humedad en otras partes de la iglesia.

“Hoy en día el Voto Nacional tiene dos peligros: por la parte del techo y por la parte de la humedad en su base”, indicó el P. Echeverri.

Actualmente, la iglesia está rodeada por comercios y lleva a cabo una labor pastoral con migrantes venezolanos e indigentes. 

En décadas recientes sus mayores desafíos fueron El Cartucho y El Bronx, dos centros de tráfico y consumo de drogas a gran escala, erradicados a finales de la década de 1990 y en el 2016, respectivamente.

El sacerdote claretiano dijo que autoridades, tanto de izquierda como de derecha, han colaborado con el mantenimiento de la iglesia del Voto Nacional. Sin embargo, “queda pendiente toda la nave central”, dijo. “Hay obras de arte muy importantes de Acevedo Bernal que se están pudriendo”, señaló.

“El maestro Max Ojeda, que es uno de los restauradores más importantes del país, decía que hay vigas en la nave central que están carcomidas”, añadió.

Un proyecto de ley para rescatar la iglesia

La restauración es responsabilidad del Distrito de Bogotá y del Ministerio de Cultura. Por ello, la Procuraduría General de la Nación pidió al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural que informe “sobre la realización y culminación de la restauración iniciada en la Basílica del Voto Nacional desde 2011”.

Lo mismo ha sido solicitado a la Dirección de Patrimonio y Memoria en el Ministerio de Cultura.

Por su parte, los legisladores católicos Mauricio Giraldo y Luis Miguel López Aristizábal han presentado un proyecto de ley para declarar la basílica menor “bien de interés cultural del ámbito nacional” y destinar un presupuesto para “la restauración y mantenimiento de su patrimonio arquitectónico histórico”.

La iniciativa debe superar cuatro debates. Actualmente está a la espera del segundo y por ello ambos congresistas han solicitado al presidente de la Cámara de Representantes, Jaime Salamanca, “que lo agende en el orden del día”.

“Su abandono es un reflejo del desprecio por nuestra historia y tradiciones. No podemos permitir que se derrumbe ante la indiferencia de las autoridades”, expresaron en un comunicado.