Desde que el pasado viernes el Papa Francisco fue ingresado en el Hospital Policlínico Gemelli, decenas de personas se han acercado cada día a rezar hasta la pequeña capilla “Juan Pablo II” situada en el segundo piso.
El franciscano Nunzio Currao, uno de los capellanes del centro hospitalario, celebra la Misa diaria a la 1:00 p.m. (hora local) y rara vez se ausenta. En la mañana del jueves 20 de febrero, con el tiempo justo y a punto de asistir a la celebración, dejó un mensaje claro sobre la salud del Pontífice.
“Que el Señor guarde al Papa Francisco y le fortalezca en su ministerio, para que pueda, cuando llegue el momento adecuado, seguir guiando a la Iglesia con su sabiduría y su amor”, declaró a ACI Prensa.

La plaza, ubicada bajo la ventana del apartamento donde el Santo Padre recibe tratamiento con antibióticos para combatir la neumonía bilateral que lo aqueja, se ha transformado en un improvisado altar, atrayendo a decenas de personas que desean expresarle su cariño.