“Francisco es un hombre de 88 años que ha tenido un problema serio, pero que ahora está en fase de tratamiento. No es un tratamiento sencillo y requerirá tiempo. Hay una gran atención, como es natural; la situación es delicada, pero nunca he percibido ninguna señal de alarma”, señala con contundencia el sacerdote jesuita Antonio Spadaro, de 58 años, amigo personal del Santo Padre.
Spadaro, quien durante 12 años fue director de la revista de los jesuitas La Civiltà Cattolica y actualmente es subsecretario del Dicasterio para la Cultura del Vaticano, deja claro que el Pontífice tiene “una energía vital extraordinaria”.
“No es alguien que se deje llevar ni que se rinda fácilmente, y eso es un aspecto muy positivo; lo hemos visto también en el pasado”, afirma en una entrevista con el diario italiano Il Corriere della Sera.
“La impresión que tengo es que la situación ha mejorado y espero que pronto se restablezca completamente. Francisco es un hombre de gran inteligencia y sabe que debe tomarse el tiempo necesario para recuperarse. En estos días se le ha visto visiblemente afectado. Lo importante es que ahora se tome el tiempo necesario en un ambiente protegido”, explica.
La evolución de su estado de salud
El Papa Francisco fue ingresado en el Hospital Policlínico Gemelli el viernes a las 11:00 a. m. (hora de Roma), después de haber cumplido con toda su agenda para ese día. Sin embargo, el Santo Padre comenzó a mostrar los primeros síntomas a principios de la semana pasada. El miércoles 5 de febrero anunció que padecía “un fuerte resfriado” y se disculpó por no poder leer su catequesis durante la Audiencia General en el Aula Pablo VI.