El Departamento de Defensa de Estados Unidos (DOD, por sus siglas en inglés) ya no permitirá que quienes se identifican como transgénero o luchan con disforia de género ingresen al ejército de los Estados Unidos y detendrá toda cobertura de seguro para procedimientos médicos transgénero para miembros del servicio, como cirugías y hormonas.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, emitió un memorando que describe la nueva política el viernes 7 de febrero, que se hizo público el lunes 10 de febrero. El memorando llega menos de dos semanas después de que el presidente Donald Trump emitiera una orden ejecutiva que afirmaba que el transgenerismo no es compatible con el servicio militar.
“Con vigencia inmediata, se suspenden todas las nuevas incorporaciones de personas con antecedentes de disforia de género, y se suspenden todos los procedimientos médicos no programados, programados o planificados asociados con la afirmación o facilitación de una transición de género para miembros del servicio”, se lee en el memorando de Hegseth.
El memorando incluye una nota a pie de página que define los procedimientos médicos, que incluyen las cirugías genitales y cualquier otra cirugía transgénero que tenga como objetivo hacer que alguien parezca más similar al sexo opuesto. También incluye expresamente las terapias hormonales, que administran estrógeno a los hombres para feminizarlos y testosterona a las mujeres para masculinizarlas y facilitar una transición de género.
Según un informe del Servicio de Investigación del Congreso actualizado el 10 de enero, el Departamento de Defensa gastó alrededor de 15 millones de dólares en servicios de transición de género para militares en servicio activo desde el 1 de enero de 2016 hasta el 14 de mayo de 2021. El expresidente Joe Biden estableció una política para brindar cobertura "médicamente necesaria" para las transiciones de género después de asumir el cargo, pero no está claro cuánto dinero se gastó en esos servicios durante los últimos cuatro años.
La orden ejecutiva de Trump señala que la política de larga data del DOD exige que los miembros de las fuerzas armadas no padezcan afecciones médicas que probablemente requieran una pérdida excesiva de tiempo de servicio. También señala que las políticas del Departamento de Defensa sostienen desde hace tiempo que ciertas afecciones de salud mental son incompatibles con el servicio activo.