El Papa Francisco recordó que la indisolubilidad del matrimonio no es un “límite” a la libertad de los esposos, sino una “promesa” de Dios, al recibir esta mañana en audiencia al Tribunal de la Rota Romana con motivo de la inauguración del Año Judicial.
“Los esposos unidos en matrimonio han recibido el don de la indisolubilidad, que no es una meta a alcanzar por su propio esfuerzo, ni siquiera un límite a su libertad, sino una promesa de Dios, cuya fidelidad hace posible la de los seres humanos”, aseguró el Pontífice, que también puso el foco en la labor de discernimiento de esta instancia judicial sobre la existencia o no de un matrimonio válido.
De hecho, aseguró que estos procesos permiten a los fieles “conocer y aceptar la verdad de su realidad personal”.

Citando el discurso de su predecesor, San Juan Pablo II, a la Rota Romana el 29 de enero de 2002, manifestó que todo juicio justo de validez o nulidad del matrimonio es “una contribución a la cultura de la indisolubilidad tanto en la Iglesia como en el mundo".
Este año se cumple el décimo aniversario de los dos Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, con los que el Santo Padre reformó el proceso para la declaración de nulidad del matrimonio, colocando la responsabilidad final de la administración de justicia y de la aplicación de la nulidad en el obispo diocesano.