El enviado del Papa Francisco a Siria, el Cardenal Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, constató que es “un momento muy delicado" para el país a su regreso al Vaticano el jueves 30 de enero.
“Si se quiere imaginar un Estado polifacético e igualmente significativo en la composición de la sociedad, ahí está en juego el gran papel de los cristianos y también el gran papel de la Santa Sede", aseguró el Cardenal Gurgerotti en una entrevista con el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, tras su visita a Alepo y Homs, donde viajó para llevar la gratitud del Papa Francisco por la labor caritativa de la Iglesia.
"Fueron días de gran emoción y también de emoción personal —explicó el Cardenal Gugerotti—- por haber visto y vivido en primera persona las dramáticas dificultades de la vida cotidiana de este pueblo: la pobreza generalizada, la falta de agua y electricidad, la carencia de calefacción, la incertidumbre ante el futuro".
El pasado miércoles el cardenal visitó Homs después de dos días en Alepo. En esta ciudad, se reunió con los fieles de varias Iglesias católicas, comenzando por los latinos en la iglesia de San Francisco y luego con los caldeos en la catedral para un encuentro con miembros de organizaciones humanitarias y caritativas sirias. A ellos les transmitió el agradecimiento del Santo Padre por su labor, que nace de reconocer a Jesús en los pobres.
La caricia del Santo Padre fue recibida como un bálsamo por la población, diezmada tras 13 años de guerra civil y medio siglo de dinastía dictatorial.
"Se ve claramente que cuando se lleva el saludo y el consuelo del Papa [Francisco] tiene un efecto muy fuerte en la gente", manifestó