La mayoría de la gente considera al P. Kevin Reilly, de la iglesia de San Patricio en Mystic, como un exmilitar, especialmente porque la base de submarinos de la Marina de los Estados Unidos está a solo 10 millas de distancia, en Groton.
Alto y musculoso, presenta una figura imponente en esta ciudad costera conocida por su pintoresca atmósfera colonial y por su pizza. Los feligreses dicen que su voz de barítono resuena desde el atril durante la Misa, y sus homilías casi siempre tocan elementos prácticos de la disciplina espiritual, especialmente la necesidad de confesarse regularmente.
El presbítero de 55 años, quien lleva 14 años en la iglesia de San Patricio, desarrolló unas disciplinas diferentes antes de abrazar el sacerdocio: como portero y camarero en Washington D.C., y más tarde en San Francisco.
Después de una juventud y adultez llenas de turbulencias, recibió una visión del rostro de Cristo que lo envió por el camino del sacerdocio. Ahora es un faro para las familias jóvenes con niños pequeños en una región geográfica (Nueva Inglaterra) que ha visto un descenso constante en los comulgantes católicos en las últimas décadas.
Una vocación improbable
Tras un breve período trabajando en Capitol Hill, luego de graduarse de Georgetown a principios de la década de 1990, Reilly regresó al mundo de la coctelería y la música en Washington DC, algo que ya había hecho en la universidad. Pagaban mejor, según Reilly, y le permitían bebidas gratis. Tampoco le faltaban novias.