La última vez que el P. Mattia Ferrari zarpó con el barco Mare Jonio, de la ONG Mediterranea Saving Humans, en misión humanitaria para rescatar a migrantes que arriesgan sus vidas en el mar Mediterráneo fue en agosto del año pasado. Lo hizo con la bendición del Papa Francisco, quien, además de bendecir a la tripulación en un mensaje, agradeció “su testimonio”.Este domingo, durante su entrevista en el programa de televisión Che tempo che fa, el Pontífice volvió a elogiar a este sacerdote italiano y, en concreto, habló del apoyo que ofreció a la familia de Naima Jamal, una joven etíope de 20 años.
Naima huyó de la pobreza y la violencia, pero terminó en Libia en manos de un grupo de traficantes de seres humanos. Allí fue brutalmente torturada mientras exigían un rescate para su liberación.
“La familia recibió varios vídeos mientras era torturada y les pidieron 6.000 dólares para rescatarla. Pero solo es un ejemplo más de las atrocidades que se cometen en Libia”, detalla el P. Ferrari en declaraciones a ACI Prensa.
Desde abril de 2019, el P. Ferrari —cuyo contacto va pasando entre los inmigrantes que necesitan ayuda— es el capellán del barco Mare Jonio, lo que le ha permitido ser testigo directo del sufrimiento de las personas que arriesgan sus vidas para cruzar el Mediterráneo.
Entre ellas está Bentolo, un joven camerunés que se vio forzado a dejar su hogar en 2020. Al igual que Naima, al llegar a Libia fue capturado por traficantes y terminó en uno de los centros de detención libios de Zuara, una ciudad situada a 60 kilómetros de la frontera con Túnez. Allí conoció a otros refugiados cristianos provenientes del África subsahariana, algunos de ellos moribundos tras meses de torturas y privaciones.
Uno de ellos era Sami, a quien el P. Ferrari acompañó espiritualmente hasta su muerte. “Bentolo me llamó en videollamada para que pudiéramos darle la bendición. Sami murió con este consuelo, lo que le dio cierta serenidad antes de dejarnos”, asegura el sacerdote.