En el servicio de oración interreligioso celebrado en la Catedral Nacional de Washington el martes por la mañana, una obispa episcopaliana desafió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instándolo a que “tenga misericordia” de los inmigrantes y de aquellos que se identifican como miembros de la comunidad gay, lesbiana y transgénero.
“Permítame hacer una última súplica, señor presidente”, dijo la obispa Mariann Edgar Budde, de la Diócesis Episcopal de Washington, al concluir su sermón.
“Millones de personas han depositado su confianza en usted y, como usted le dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga misericordia de las personas de nuestro país que están asustadas”, continuó Budde.
“Hay niños homosexuales, lesbianas y transgénero en familias demócratas, republicanas e independientes”, dijo, “y algunos temen por sus vidas”.
Siguiendo una tradición vigente desde la toma de posesión de Franklin D. Roosevelt en 1933, Trump y el vicepresidente JD Vance asistieron al “Servicio de oración por la nación” interreligioso, junto con sus familias, miembros del gabinete y otros dignatarios.
A lo largo de su sermón, que duró unos 20 minutos, Budde subrayó la importancia de la unidad y la necesidad de alejarse de “la cultura del desprecio que se ha normalizado en este país”, que calificó de “preocupante”.