El próximo viernes 10 de enero, según la ley en Venezuela, debe juramentarse el nuevo presidente de la República, elegido en las elecciones del 28 de julio de 2024, para el período 2025-2031. En medio del complicado panorama político y social que atravesará el país esta semana, la Iglesia Católica local ha pedido “respeto a los derechos humanos y ciudadanos”.
Tales fueron las palabras del Arzobispo de Caracas, Mons. Raúl Biord, durante la inauguración del Año Jubilar 2025 en Caracas, el pasado 6 de enero. El prelado pidió que los actores políticos garanticen, en un marco democrático, “la libertad de pensamiento, de expresión y de acción social, y también el cese de toda forma de intimidación y de odio venga de donde venga”.
El mensaje del arzobispo caraqueño se une a aquellos emanados desde la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), desde julio pasado, en los que los obispos han afirmado repetidamente que “la verdad, aunque quiera ser ocultada, o reducida a la opinión de unos pocos, resulta imponiéndose”.
“Desconocer la soberanía popular manifestada a través del voto es moralmente inaceptable, ya que se aparta gravemente de la verdad y de la justicia”, escribieron los obispos en septiembre de 2024.
Tanto Nicolás Maduro como Edmundo González Urrutia se adjudican la victoria en las presidenciales. El primero ampliamente cuestionado a nivel internacional y sin haber presentado ningún sustento pormenorizado de su victoria. González, por su parte, logró junto a María Corina Machado recabar más del 80% de las actas electorales que certifican los votos que asegura haber recibido.
Hasta hoy, diversos países del mundo han reconocido al candidato opositor como el presidente legítimamente electo por todos los venezolanos.