A lo largo de su vida, desempeñó diferentes tareas en la diócesis: fue párroco de la Iglesia de la Asunción en Albacete durante 45 años, introdujo el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), fue canónigo de la Catedral de San Juan Bautista. También fue consiliario diocesano de los Jóvenes de Acción Católica.
En una entrevista que data de 2015, el P. Ángel compartió cómo se despertó su vocación: “Desde pequeño, mi vida estuvo marcada por la cercanía con el Convento de Carmelitas Descalzas. Me convertí en monaguillo y, al ver a mis amigos en el seminario, sentí el deseo de seguir su camino y convertirme también en sacerdote”.
“Mis estudios iban bien, pero necesitaba reflexionar profundamente antes de tomar la decisión definitiva. Fue entonces cuando comencé a colaborar con el Obispado, lo que permitió que el Sr. Obispo me conociera antes de ordenar mis votos definitivos”, agregó.
En cuanto a su llegada a Albacete, relató con humildad: “Recuerdo que muchos de nosotros estábamos dispuestos a ayudar en otras diócesis necesitadas, y tras varios trámites, el Obispo [Arturo] Tabera me invitó a unirme a la Diócesis de Albacete. Así, mi primer destino fue la parroquia de San José, pero poco después me asignaron la responsabilidad de la parroquia de la Asunción, donde fui párroco durante muchos años, en un momento en que aún no se había construido el nuevo templo”.
Su vida pastoral fue una constante búsqueda de renovación y apertura a los cambios traídos por el Concilio Vaticano II. “Nos dedicamos a las actividades pastorales tradicionales, como la Acción Católica y la adoración nocturna, pero también nos comprometimos con nuevas iniciativas como los Cursillos de Cristiandad y Cáritas, con el fin de responder a las necesidades de la gente”, recordó el P. Ángel.
En sus últimos años de servicio, el P. Ángel se mostró preocupado por varios desafíos que enfrenta la Iglesia. “Me preocupa la falta de vocaciones sacerdotales, ya que muchos pueblos se quedan sin sacerdotes. También la crisis familiar, que está afectando a muchas personas. Sin embargo, me da esperanza ver a grupos de cristianos más comprometidos y responsables que nunca”.