El Papa Francisco recuerda la historia del “cuarto Rey Mago”, precisando que no es algo histórico aunque es un bello relato, y explica qué lección ofrece para el mundo de hoy.
Al presidir el rezo del Ángelus este lunes 6 de enero en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa dijo: “Según una historia, un cuarto Rey Mago llega tarde a Jerusalén, justo a la crucifixión de Jesús –es una bella historia esta, no es histórica pero es una bella historia –porque se ha detenido en el camino ayudando a los necesitados, dando dones preciosos que había llevado para Jesús”.
“Al final se encontró a un viejo que le dijo ‘en verdad te digo, todo lo que has hecho por los últimos de nosotros hermanos, lo has hecho por mí’. El Señor sabe todo lo que hemos hecho por los otros”, resaltó el Santo Padre.
Aunque la Biblia no menciona a un “cuarto Rey Mago”, según un relato de 1896 de Henry Van Dyke titulado “El Rey Mago que nunca llegó” este se llamaba Artabán, y no pudo ir a Belén con Melchor, Gaspar y Baltazar –nombres que tampoco están en las Sagradas Escrituras, pero que habrían aparecido en un mosaico del siglo VI en una iglesia en Rávena (Italia)– para adorar al Niño Jesús, porque se detuvo a ayudar a los necesitados, incluso a un inocente que iba a ser asesinado por los soldados de Herodes, y sólo pudo reiniciar la marcha después de 30 años, tras haber sufrido prisión.
Papa Francisco: ¿Somos como los pastores y los Magos o como los que no abren el corazón a Jesús?
Hablando sobre los tres Reyes Magos que siguieron la luz de la estrella de Belén, el Papa Francisco resaltó que superaron “todas las dificultades para llegar a ver al Rey Mesías, porque saben que está sucediendo algo único en la historia de la humanidad y no quieren faltar a la cita. Tenían la inspiración adentro y la han seguido. En cambio, los que viven en Jerusalén, que deberían ser los más felices y los más dispuestos a llegar pronto, se quedan quietos”.