Ofrecemos a continuación la homilía completa del Papa Francisco, pronunciada en la Misa que presidió en la Basílica de San Pedro en el Vaticano por la Solemnidad de la Epifanía del Señor 2025.
«Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» (Mt 2,2): de esto dan fe los Magos a los habitantes de Jerusalén, anunciándoles que ha nacido el rey de los judíos. Los Magos testimonian que se pusieron en camino, lo que cambió sus vidas, porque vieron en el cielo una nueva luz.
Quisiera que reflexionáramos sobre esta imagen, mientras celebramos la Epifanía del Señor en el Jubileo de la esperanza; y me gustaría subrayar tres características de la estrella de la que nos habla el evangelista San Lucas: la estrella es luminosa, la estrella es visible para todos e indica un camino.
En primer lugar, la estrella es luminosa. Muchos soberanos, en el tiempo de Jesús, se hacían llamar “estrellas”, porque se sentían importantes, poderosos y famosos. Pero no fue la luz de ninguno de ellos la que reveló a los Magos el milagro de la Navidad.
El esplendor, artificial y frío que ellos tenían, fruto de cálculos y juegos de poder, no fue capaz de responder a la necesidad de novedad y esperanza de estas personas en búsqueda. En su lugar lo hizo otro tipo de luz, simbolizada en la estrella, que ilumina y da calor quemándose y dejándose consumir.