El Papa Francisco ha recibido en la Sala Clementina del Vaticano a un grupo de niños y jóvenes pertenecientes a la Unión italiana de personas ciegas y con baja visión a los que ha animado a ser peregrinos de la esperanza en el Año Jubilar.
Al inicio de su encuentro, el Santo Padre animó a los presentes a reiterar el lema del Jubileo 2025, cada vez con más fuerza, hasta que, satisfecho, les ha felicitado con un “¡bravo!”.
El Papa Francisco les deseó a continuación que sean siempre “gente de camino” que tengan siempre el deseo de seguir “siempre en camino, nunca detenidos, nunca llegados, siempre con el deseo de seguir adelante”.
En su alocución, el Pontífice recordó que el peregrino es más que un caminante, porque tiene una meta particular: “Un lugar santo, que le atrae, que le motiva, que le sostiene en su fatiga”.
En el caso del Jubileo ordinario de 2025, la meta es una puerta santa “que nos permite entrar en la vida nueva, libres de la esclavitud del pecado, libres para amar y servir a Dios y al prójimo”.
El peregrino también se distingue del caminante porque está deseoso “de encontrar a Jesús, de conocerlo, de escuchar su Palabra que da sentido a la vida, la llena de una alegría distinta, una alegría que no se queda ‘fuera’, en la superficie, sino que llena el corazón y lo calienta, una alegría que es paz, bondad, ternura”.