24 de diciembre de 2024 Donar
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La historia poco conocida de la visión navideña del Niño Jesús que tuvo un santo en Roma

Una escultura de mármol de San Cayetano sosteniendo al Niño Jesús identifica el lugar donde tuvo lugar la visión del santo en la cripta de la Capilla de la Natividad, la capilla lateral a la derecha del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma./ Crédito: Courtney Mares/CNA

En la víspera de Navidad de 1517, un santo experimentó una visión mística en la que la Santísima Virgen María colocó al Niño Jesús en sus brazos mientras ofrecía su primera Misa en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

La poco conocida pero profunda experiencia del recién nacido Jesús ocurrió dentro de los muros de la Capilla de la Natividad de la basílica mariana, donde San Cayetano de Thiene oró ante las reliquias del pesebre de Cristo.

“En la hora de su santísimo nacimiento me encontré en la verdadera y material santísima Natividad”, escribió san Cayetano a Sor Laura Mignani, monja agustina y confidente espiritual.

“De las manos de la tímida Virgen tomé aquel tierno Niño, el Verbo Eterno hecho carne”.

Estatuaria de San Cayetano de Thiene recibiendo al Niño Jesús en la Basílica de Sant'Andrea della Valle en Roma. Crédito: Courtney Mares/CNA

San Cayetano también contó que San Jerónimo, cuyas reliquias se dice que descansan en la basílica, se apareció en la visión y lo animó a abrazar al niño.

“Para animarme estaba el beato Jerónimo, mi padre, gran amante de la Natividad, cuyos restos reposan a la entrada del mismo pesebre”, escribió.

La visión, que según San Cayetano ocurrió nuevamente el 1 y el 6 de enero durante las festividades de la Circuncisión y la Epifanía, ha seguido siendo un momento espiritual central para la Congregación de Clérigos Regulares, o Teatinos, la orden de sacerdotes que él cofundó.

La estatua del Niño Jesús se encuentra en la Basílica de Sant'Andrea della Valle en Roma. Crédito: Courtney Mares/CNA.

En una entrevista con CNA —agencia en inglés de EWTN News— en Roma, el P. Juan Roberto Orqueida, archivista jefe de la orden de los Teatinos, reveló una copia de la carta de San Cayetano, cuyo original se encuentra en Nápoles.

El P. Juan Roberto Orqueida, archivista jefe de la Orden Teatina, aparece en la imagen dentro del archivo de la Casa General de la Orden Teatina en Roma (Italia). Crédito: Courtney Mares.

El P. Orqueida señaló que San Cayetano fue ordenado el 30 de septiembre, festividad de San Jerónimo, y esperó deliberadamente tres meses para celebrar su primera Misa en Nochebuena en la Capilla de la Natividad.

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La elección fue profundamente simbólica. La Basílica de Santa María la Mayor ha sido durante mucho tiempo una piedra angular de la devoción a la Natividad de Cristo. Conocida como “el Belén de Occidente”, alberga una reliquia que se cree son fragmentos del pesebre en el que fue colocado Jesús, que ahora se puede venerar en la cripta debajo del altar principal de la basílica.

En la Basílica de Sant'Andrea della Valle en Roma se puede ver una pintura de la visión de San Cayetano de Thiene. Crédito: Courtney Mares.

El P. Orqueida subrayó que la devoción a la Natividad de Cristo sigue siendo una parte central de la espiritualidad de la Orden Teatina hoy, “especialmente para ver en el Niño Jesús, a Dios que se hace parte de nuestra humanidad, se hace hombre”.

San Cayetano fue uno de los grandes reformadores de la Iglesia durante el período de la Reforma. Se le recuerda como el “santo de la divina providencia”, título que refleja su inquebrantable confianza en Dios. Fue cofundador de la orden de los Teatinos en 1524 para contrarrestar la corrupción de su tiempo, combinando la pobreza monástica con un ministerio activo de atención a los pobres y marginados.

La Natividad retratada en la Basílica de Sant'Andrea della Valle en Roma. Crédito: Courtney Mares/CNA.

El P. Enrico Danese describió la humildad y austeridad de San Cayetano: “Era intachable, casto, manso, misericordioso y lleno de toda piedad hacia los enfermos. Con sus propias manos los alimentaba y los servía. En cuanto a su habitación, era pobre. Había un pobre saco de paja donde descansaba… Su vestido era de tela burda”.

San Cayetano, canonizado en 1671, es representado a menudo en el arte sosteniendo al Niño Jesús, al igual que San Antonio de Padua, quien también tuvo una experiencia mística con el Niño Jesús.

En la Basílica de Sant'Andrea della Valle en Roma se puede ver una pintura de la visión de San Cayetano de Thiene. Crédito: Courtney Mares/CNA.

Cerca de la Piazza Navona de Roma, la Basílica de Sant’Andrea della Valle, la basílica de la orden de los Teatinos en la Ciudad Eterna, un gran retablo pintado y una estatua representan a San Cayetano sosteniendo al Niño Jesús.

En Navidad, la basílica de Sant’Andrea acoge una elaborada exposición de docenas de belenes, una tradición que refleja la devoción de San Cayetano al Niño Jesús.

Oculta en la cripta de la Capilla de la Natividad, a la derecha del altar mayor de Santa María la Mayor, una escultura de mármol de San Cayetano sosteniendo al Niño Jesús identifica el lugar sagrado donde ocurrió la visión. (San Ignacio de Loyola también eligió celebrar su primera Misa en la misma capilla en 1538).

Mientras contemplan la estatua de mármol de Cayetano sosteniendo al Niño Jesús, los peregrinos son invitados a entrar en el misterio de la Natividad y, como el mismo santo, a abrazar la Palabra tierna y eterna hecha carne.

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La Orden Teatina ha ofrecido esta oración a San Cayetano para que se rece delante de cualquier imagen del Niño Jesús durante la temporada navideña:

“Dulce Niño Jesús, tú, en una visión admirable, quisiste pasar de los brazos de tu madre a los de tu sacerdote San Cayetano, que te fue agradable por la santidad de su vida y la gran fe que siempre tuvo en tu providencia. Por su intercesión, vuelve hacia nosotros tu mirada, que forma parte de la alegría de los bienaventurados del cielo, y escucha la oración que te dirigimos desde lo más profundo de nuestro corazón. Te presentamos el abandono filial que San Cayetano tuvo en ti, confiados en que, por su intercesión, todo lo que pidamos ante tu venerada imagen nos será concedido. Amén”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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