En Navidad, la Iglesia Católica en Tierra Santa —terriblemente afectada por la guerra entre Israel y Hamás— recordó especialmente que escucha la voz de los inocentes que sufren día a día, según expresó el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, en su mensaje de Navidad.
Fray Patton recordó que la realidad de la Sagrada Familia “era muy difícil” al momento del nacimiento de Jesús, que no tenía ningún albergue. Así nació el niño, puesto en un pesebre como una profecía de que luego “se convertirá en nuestro alimento”.
Además, hizo una comparación de aquella complicada realidad con la que hoy atraviesa la región, fielmente custodiada por la orden franciscana desde hace siglos, señalando que en aquel entonces Judea era “un pequeño satélite” del gran imperio romano y que entonces el rey Herodes estaba “tan apegado al poder” que ordenó masacrar a los Santos Inocentes.
“En esta Navidad, todavía oscurecida por las tinieblas del odio y de la guerra, todavía infectada por el virus de la indiferencia humana, todavía enrojecida por la sangre de demasiados inocentes asesinados, nos arrodillamos ante el pesebre en el que María depositó al Niño Jesús”, expresó Fray Patton.
En ese sentido, invitó a recoger la intención dirigida por el Papa Francisco al mundo entero la pasada Navidad: La de decir “sí” al Príncipe de la Paz, que significa decir “no” a la guerra; y con valentía decir “no” a la guerra, “a cada guerra, a la lógica misma de la guerra, viaje sin meta, derrota sin vencedor, locura sin excusa”.
Y remarcó las palabras del Papa en la Navidad de 2023: “Desde la cuna, el Niño nos pide que seamos la voz de quien no tiene voz: la voz de los inocentes”.