“Bendigamos a las madres y alabemos a Dios por el milagro de la vida”, fue la invitación del Papa Francisco durante el Ángelus de este domingo 22 de diciembre, ofrecido desde la Casa Santa Marta en el Vaticano.
En proceso de recuperación debido a un resfriado, el Santo Padre se dirigió a los fieles a pocos días de la Navidad, reflexionando sobre pasaje del Evangelio en el que la Virgen María visita a su prima Isabel: “Es el encuentro de dos mujeres felices por el don extraordinario de la maternidad: María acaba de concebir a Jesús, el Salvador del mundo, e Isabel, a pesar de su avanzada edad, lleva en su seno a Juan, que preparará el camino que precederá al Mesías”.
A pesar de que estos “milagros tan grandes” puedan parecer lejanos, el Papa Francisco enfatizó que el Evangelio es, en realidad, bastante cercano a nuestra realidad. “La contemplación de los signos prodigiosos de la acción salvífica de Dios no debe hacernos sentir nunca lejanos de Él, sino ayudarnos a reconocer su presencia y su amor cerca de nosotros, por ejemplo en el don de cada vida, de cada niño, de su madre”.
El Pontífice subrayó la importancia de valorar y bendecir a las madres, especialmente a las mujeres embarazadas y a sus bebés: “No seamos indiferentes a su presencia, aprendamos a admirarnos de su belleza y, como hicieron Isabel y María, bendigamos a las madres y alabemos a Dios por el milagro de la vida”.
Además, rememoró con cariño su experiencia como Arzobispo en Buenos Aires, cuando observaba cómo las personas cedían el asiento en el transporte público a mujeres embarazadas, un gesto que describió como “de esperanza y de respeto”.
En estos días previos a la Navidad, el Santo Padre también invitó a los fieles a ir más allá de los adornos y las luces: “Recordemos expresar sentimientos de alegría cada vez que nos encontremos con una madre que lleva a su hijo en brazos o en su regazo… y digamos también, como Isabel: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre’”.