20 de diciembre de 2024 Donar
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El Papa Francisco culmina el 2024 anhelando una Iglesia con todos y un Jubileo vivido “desde adentro”

Entrevista de Bernarda Llorente al Papa Francisco/ Crédito: Captura de video- Canal Orbe 21

El Papa Francisco concedió una entrevista a la periodista argentina Bernarda Llorente, en la que se refirió a varios temas de actualidad, con una especial preocupación por las guerras. Además, analizó la actualidad de la Iglesia, hizo hincapié en la importancia del diálogo y llamó a vivir el Jubileo 2025 “desde adentro” y buscando a Dios, que “no se cansa de perdonar”.

La hipocresía de hablar de la paz y armar la guerra

La entrevista fue transmitida este martes en exclusiva por Canal Orbe 21, el canal del Arzobispado de Buenos Aires. En ese marco, consultado sobre la posibilidad de construir un reclamo de paz que ayude a disminuir conflictos, el Santo Padre expresó: “Me preocupa que los innumerables llamados a la paz de las organizaciones internacionales entren por un oído y salgan por el otro. Hay también una hipocresía de base: hablamos de la paz pero armamos la guerra”.

En ese sentido, sobre su reiterada advertencia de una Tercera Guerra Mundial en pedacitos, el Papa Francisco analizó: “Veo una tendencia universal a la autodestrucción por la guerra. En una época donde el progreso científico y mecánico es tan grande, y cuando uno ve esa tendencia a la autodestrucción y a destruir al otro, a mí me viene pensar en la Torre de Babel”. 

“Urge un tratado de paz”, expresó.

En cuanto a los líderes que propagan discursos negacionistas, usando una metáfora deportiva, el Papa consideró que “cuando uno niega una realidad, una historia, una situación concreta, se está pateando en contra”. 

“El conflicto no se resuelve con la destrucción de una de las partes”, aseguró.

“En momentos de tensión hay cuatro principios fundamentales: la unidad es superior al conflicto, el todo es superior a la parte, la realidad es superior a la idea y el tiempo es superior al espacio. Los problemas humanos se resuelven con estos cuatro parámetros, que no son negacionistas, sino que te tiran para arriba y eso siempre ayuda”, sostuvo.

Educar en el perdón

“Cuando se ve un error, se dialoga y se piden disculpas es un buen paso hacia la paz, siempre, siempre”, afirmó el Santo Padre.

Llevándolo al plano cotidiano, repitió el consejo que suele dar a las parejas: “Peleense todo lo que quieran siempre que hagan la paz antes que termine el día. Porque la guerra fría del día siguiente es peligrosa [...] Saber reconocer el error es un acto tan humano, tan humano”, señaló.

“A todos nos cuesta pedir perdón. Nos da vergüenza. Nos tenemos que acostumbrar y educar a nuestros hijos a que pidan perdón desde chiquitos. Pero razonar: mirá acá te pasaste, esto estuvo bien,  pedile a tu amiguito o amiguita disculpas. Hay que empezar a educarlos en eso, que sepan cuál es  el límite que pasaron. Es una educación que necesitamos. Pedir perdón es humildad. Mirarse con verdad a sí mismo, en las disculpas históricas, en las grandes disculpas personales y en las pequeñas de cada día”, profundizó.

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La Iglesia desde abajo que se expresa y crea comunidad

En la entrevista, Francisco se refirió también al Sínodo de la Sinodalidad, celebrado recientemente, donde consideró fundamental el diálogo y la reflexión. 

“Ya no es la Iglesia de arriba hacia abajo. Ya no son los obispos, el Papa, los curas, las monjas, sino que es la Iglesia de abajo que se expresa y crea comunidad”, valoró.

“El sínodo es lo que provoca esa Iglesia que camina, donde todos son unidos y que alcanza su armonía en el cuerpo. La palabra clave de la iglesia sinodal es armonía. Ahora bien, ¿quién hace la armonía en la Iglesia? Es el Espíritu Santo. San Basilio tiene un libro sobre el Espíritu Santo y en un momento dice: él es la armonía, el que armoniza todo. A veces, en medio del despiole. Pensemos qué pasó la mañana de Pentecostés, un despiole bárbaro, pero en medio de ese despiole él hizo la armonía, lo cual sería decir, perdonen  la expresión, que una Iglesia buena sería una Iglesia un poco despiolada, pero que busca siempre la armonía. Que escucha a todos”.

“Todos adentro, y adentro que se vaya discerniendo”

En ese punto, se detuvo en precisar quiénes están admitidos en la Iglesia. “Yo digo lo que dijo Jesús en el Evangelio: todos, todos, todos. ¿Y los pecadores? Todos y a arreglar adentro su situación, pero todos adentro. Todos adentro, y adentro que se vaya discerniendo, que todos dialoguen, y por ahí si alguno se coló con mala voluntad, con mala disposición, se lo saca. Una cosa es no dejar entrar y otra cosa es sacar afuera al que ya está adentro y no tiene, como dice el Evangelio, el traje de bodas puesto”, reflexionó.

La Iglesia, precisó, “condena la moralidad de las personas, pero las acoge para ayudarlas a caminar”.

“A veces el moralismo crudo, el ‘habriaqueísmo’ te niega la realidad humana, te niega una de las cosas que es atributo de Dios, te niega la ternura. Una vida sin ternura es invivible. ¿Por qué digo que es atributo de Dios? Dios tiene tres atributos que a mí me gustan, pero son de él: la cercanía, la misericordia y la ternura”, sintetizó

“Dios siempre es cercano, Dios siempre es misericordioso y tiene esa misericordia tierna, cariñosa. Dios acaricia. No olvidemos eso. Un humanismo rígido no conoce la proximidad ni la misericordia. Un clericalismo cuadrado en el hecho religioso, se aparta de todo eso”, advirtió.

También recordó la recomendación que les da a los sacerdotes: “Por favor muchachos, perdonen siempre porque Dios perdona siempre”.  

“Perdonen todo, porque Dios perdona todo. La confesión no es una sesión de psicoanálisis. Escuchen sin preguntar mucho y perdonen. No torturen a la gente, la confesión es algo para abrazar, para recibir”.

Con los jóvenes: cercanía, diálogo, escucha

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Para llegar a los jóvenes, aconsejó proximidad, cercanía, diálogo y escucha. Y también darles alternativas creativas. “Si un joven no es creativo en la amistad, en la vida social, en el amor poniéndose de novio, si no es creativo en todas esas cosas, es un tonto pobrecito”. 

Sobre quienes cuestionan la Doctrina Social de la Iglesia, el Santo Padre aclaró: “El cristianismo no es una ideología, es una vivencia. Es una vivencia que uno va creciendo por el camino que Dios le da a cada uno.  Los jóvenes que van a trabajar solidariamente comparten una vivencia que los va comprometiendo en la vida”.

En ese sentido, alertó: “En cambio, hay posturas ideológicas que terminan engendrando monstruos. Cuando ves jóvenes que pertenecen a estas organizaciones más ideológicas que cristianas —de derecha, de izquierda, lo que sea—  son pequeños monstruitos aferrados a la idea, ¿no? Este joven ¿cómo trata a su novio, a su novia, a su esposo, a su esposa?  Con ideas. Ahí ves que hay una deformación en el amor mismo de la persona”..

Si no se usa bien, el dinero corrompe

También hizo hincapié en el valor que se da hoy al dinero. Y recordando una frase de su abuela, dijo: “El diablo entra por el bolsillo”.

“El dinero te corrompe si no lo sabés usar bien, si no estás comprometido con algo para usarlo bien”, alertó. “Si lo ganás bien y lo usás bien, te engrandece. La persona generosa, que siempre busca ayudar a otros, tiene el corazón grande”, aseguró.

“Cuando confieso, y puedo preguntar esto generalmente lo hago: ¿Usted da limosna?. Suelen decirme que sí. La segunda pregunta: ¿Y usted a la persona que le da limosna la mira a los ojos o le toca la mano? Ay no sé, me contestan y miran para otro lado. Hay que mirar a la persona. Está pidiendo. Hacele una caricia”, instó.

Hacer un ajuste en educación “es criminal”

En cuanto a la economía de ajuste en educación y cultura, el Papa consideró: “Hacer ajuste en la educación es un suicidio programado de un país. No se puede hacer ajuste en el desarrollo educativo de un país, es criminal”.

Por eso, “me alegra cuando veo, en diversas situaciones, tanta gente que se opone al ajuste, incluso los jóvenes.  Se dan cuenta y se oponen, arman lío, reclaman. Porque la educación es un alimento. Es lo mismo que quitarle la comida a la gente. Es la comida del alma, de la mente, del espíritu”, aseguró.

“Un país tiene que proveer los recursos para que su universidad cree los nuevos cerebros del futuro. En Argentina tenemos buena fama porque ¿cuántos profesionales nuestros son reclamados desde el extranjero?”, destacó. “La escuela a la mano de todos, una universidad a la mano de todos, es uno de nuestros orgullos”, afirmó.

Sobre la inteligencia artificial, bromeó: “A mí me preocupa más la inteligencia natural porque hay cada burro suelto”, y resumió: “La Inteligencia Artificial es un desafío: o lo asumimos o nos comen las hormigas”.

Jubileo 2025: El Señor perdona

Comenzando el Jubileo 2025, que lleva el lema “Peregrinos de la Esperanza”, el Pontífice aseguró que “los jubileos son de renovación total, de perdón”. 

Para vivirlo bien, afirmó, “tiene que ser desde adentro y, de alguna manera, arreglar un poco las historias personales. En ese aspecto es un momento de perdón, de alegría, de recomposición de tantas cosas personales y sociales”.

“Un jubileo que se reduzca al turismo no sirve, eso me da miedo. Por eso voy a extender el jubileo a todas las diócesis, que cada persona en su ciudad pueda celebrar el jubileo sin necesidad de desplazarse, aunque  van a viajar muchísimos”, aclaró.

“Lo importante es la capacidad de perdonar, de arreglar tantas historias interiores que uno tiene ahí archivadas y no se anima a desempolvar. Una verdadera conversión de vida”, animó. 

“Jesús perdona todo. Ese sería el gran lema del jubileo, el Señor perdona. No es venir a hacer turismo”, subrayó. Y para ser perdonados, el requisito es “tener ganas de ser perdonado, nada más”, sintetizó. 

“Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, no se olviden de eso”.

“Un pobre desgraciado al que Dios le tuvo mucha misericordia”

Sobre sus próximas dos obras biográficas, “una es Life, un trabajo excelente de Fabio Marchese, acerca de cómo viví ciertos momentos históricos. La otra, de Carlos Musso, pensaban publicarla después de mi muerte. Pero como no me muero (ríe), tienen miedo de que pierda actualidad y decidieron hacerlo ahora. No sé cómo será”, reconoció.

Consultado sobre cómo le gustaría ser recordado, el Papa Francisco confesó que en la intimidad, se dice a si mismo: “Soy un pobre desgraciado al que Dios le tuvo mucha misericordia. Creo que así, con esta verdad, puedo ser recordado muy bien. Si me recuerdan así está bien. Sí, la misericordia de Dios es genial”.

“Me siento muy chiquito”, admitió el Santo Padre.

Respecto de los cambios que hizo durante su papado en la Iglesia, expresó: “Lo de las transformaciones es verdad, porque había que hacerlas, ¿pero viste qué fácil que fue? Porque todos las esperaban. Ahora lo que viene es una mujer prefecta del Dicasterio y adelante. Que las mujeres vayan entrando”.

Y en cuanto a las próximas décadas, observó: “La Iglesia creo que está bien diseñada ya, por la intuición de Dios, por el Espíritu Santo que la guía y  las decisiones que la Iglesia fue tomando. Como decisiones en los Dicasterios, en la organización vaticana. Después la Iglesia diocesana -donde el laicado entra muy adentro-  está bien diseñada, me la imagino creciendo así porque el espíritu la va llevando”.

Finalmente, dejó un mensaje a los argentinos: “¡Al gran pueblo Argentino salud! Que sigan luchando, que se defiendan de las ideologías y no se dejen engañar, que luchen por sus derechos”.


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