ROMA,
Con motivo del Seminario de estudio para los Obispos promovidos por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Prefecto de la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Cardenal Francis Arinze, sostuvo que el Obispo es el moderador, promotor y custodio de la vida litúrgica en su diócesis.
Según detalla la agencia Fides, la ponencia del Cardenal versó sobre el encargo de “santificar a través de la santa Liturgia”, misión que “constituye la cumbre del servicio que el Obispo está llamado a ejercer en la Iglesia en nombre de Cristo”.
Tras recordar la enseñanza conciliar de que la liturgia es la cumbre y fuente de la actividad de la Iglesia, el Prefecto señaló que el Obispo, "en cuanto primer dispensador de los misterios de Dios en la Iglesia particular que le ha sido confiada", es el moderador, promotor y custodio de la vida litúrgica en su diócesis.
El Cardenal Arinze indicó asimismo que es deber del Obispo suscitar en los sacerdotes, diáconos y en los laicos “un auténtico sentido litúrgico”, para que participen consciente, activa y fructuosamente en la celebración eucarística. Es también deber del Obispo –afirmó el Purpurado- vigilar para que las celebraciones litúrgicas se desarrollen con la dignidad debida, sin añadiduras, supresiones o modificaciones, para producir los máximos frutos de santificación en la diócesis.
Al referirse a los sacerdotes, el Cardenal pidió estar atentos en la preparación de la homilía por ser el “instrumento principal de la formación religiosa para la mayor parte de los católicos durante la semana".
Por último, sobre la inculturación, el Cardenal Arinze enfatizó que esta debería ser considerada como "un fenómeno normal en el cuadro de la evangelización", para que sea "sana y esmerada", y exhortó a seguir las indicaciones de la Santa Sede a este respecto, evitando “los cambios frecuentes o la introducción de rituales aprobados, según la fantasía del celebrante”, que van contra la sensibilidad del Pueblo de Dios.