El Papa Francisco escribió el martes un ensayo para el New York Times sobre la importancia de fomentar el sentido del humor, de sofocar el narcisismo mediante “dosis apropiadas de autoironía” y de evitar “regodearse en la melancolía a toda costa”.
“El Evangelio, que nos insta a hacernos como niños pequeños para nuestra propia salvación (Mt 18,3), nos recuerda que debemos recuperar la capacidad de sonreír”, escribió el Papa Francisco en un ensayo adaptado de su nuevo libro, Esperanza: La autobiografía, que se publicará en enero.
El Pontífice calificó a los numerosos niños que encuentra, así como a los ancianos, como “ejemplos de espontaneidad, de humanidad”.
“Nos recuerdan que quien renuncia a su propia humanidad renuncia a todo, y que cuando se hace difícil llorar en serio o reír apasionadamente, entonces realmente estamos en una pendiente descendente. Nos anestesiamos, y los adultos anestesiados no hacen nada bueno para sí mismos, ni para la sociedad, ni para la Iglesia”, escribió.
“La ironía es una medicina, no sólo para elevar e iluminar a los demás sino también a nosotros mismos, porque la burla de uno mismo es un instrumento poderoso para vencer la tentación del narcisismo”, continuó el Papa.
“Los narcisistas se miran continuamente al espejo, se pintan, se miran, pero el mejor consejo frente al espejo es reírnos de nosotros mismos. Es bueno para nosotros. Demostrará la veracidad de ese viejo proverbio que dice que sólo hay dos tipos de personas perfectas: los muertos y los que aún no han nacido”.