pues no puede andar
mi esposa amada.
Posaderos:
Aquí no es mesón,
sigan adelante.
Yo no puedo abrir,
no sea algún tunante.
Peregrinos:
No seas inhumano,
tennos caridad,
que el Dios de los cielos
te los premiará.
Posaderos:
Ya se pueden ir
y no molestar,
porque si me enfado
os voy a apalear.
Peregrinos:
Venimos rendidos
desde Nazaret,
yo soy carpintero
de nombre José.
Posaderos:
No me importa el nombre,
déjenme dormir,
pues yo ya les digo
que no hemos de abrir.
Peregrinos:
Posada te pide,
amado casero,
por solo una noche
la reina del cielo.
Posaderos:
Pues si es una reina
quien lo solicita,
¿cómo es que de noche
anda tan solita?
Peregrinos:
Mi esposa es María,
es reina del cielo,
y madre va a ser
del Divino Verbo.
Posaderos:
¿Eres tú José?
¿Tu esposa es María?
Entren peregrinos,
no los conocía.
Peregrinos:
Dios pague, señores,
vuestra caridad,
y que os colme el cielo
de felicidad.
Todos:
¡Dichosa la casa
que abriga este día
a la Virgen pura,
la hermosa María!
(Los posaderos abren la puerta y dejan entrar a los peregrinos)
¡Entren santos peregrinos,
reciban este rincón,
que aunque es pobre la morada,
os la doy de corazón!
¡Cantemos con alegría
todos al considerar
que Jesús, José y María
nos vienen a visitar!
Celebración: Una vez concedida la posada, la celebración continúa con música de villancicos, comida y el reparto de aguinaldos.
Los aguinaldos son pequeños obsequios entregados a los participantes, especialmente a los niños, que consisten en bolsitas decoradas con dulces típicos como caramelos, paletas, chocolates y frutas de temporada, además de cacahuates y en ocasiones pequeños juguetes.
Uno de los momentos más esperados de la posada es el de romper la piñata, que tiene un profundo simbolismo. La piñata tradicional suele tener forma de estrella con siete picos, cada uno representando uno de los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
La piñata, tradicionalmente llena de dulces y/o frutas, simboliza las recompensas y bendiciones divinas que se reciben al vencer las tentaciones.
La fiesta no estaría completa sin los alimentos típicos que acompañan esta celebración. Las familias suelen preparar ponche, una bebida caliente elaborada con frutas de temporada como tejocotes, guayabas, manzanas, cañas de azúcar y especias aromáticas como canela y clavos, endulzada con piloncillo.
Junto con esta bebida, se disfrutan buñuelos, crujientes y dorados, espolvoreados con azúcar o bañados en miel de piloncillo, además de tamales, preparados a base de masa de maíz rellena con diversos ingredientes.
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