En medio de la destrucción que ha dejado la guerra en Ucrania, un grupo de voluntarios de la organización Frontiere di Pace (Fronteras de paz) ha encontrado una manera de transformar el horror en esperanza: las cajas de madera que alguna vez transportaron municiones del ejército ruso ahora renacen como floreros llenos de vida.
Giambattista Mosa, presidente de la organización, compartió con ACI Prensa el origen de la iniciativa “Floreros de paz”, que presentaron al Papa Francisco durante la Audiencia General de la semana pasada.
Frontiere di Pace, en colaboración con la Iglesia greco-católica, ha llevado a cabo más de 31 misiones humanitarias en Ucrania desde hace dos años, en las que ha entregado más de 150 toneladas de bienes de primera necesidad en ciudades como Járkov, Jersón y Donetsk.
La hermana Olexia Pohranytchna, de la Congregación Hermanas de San José, así como sacerdotes del Seminario Greco-Católico del Espíritu Santo en Leópolis, como el P. Ihor Boyko, son quienes suelen acompañar a este grupo de voluntarios.
Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, al menos 12.162 civiles han muerto, entre ellos 659 niños; y al menos otros 26.919 civiles han resultado heridos, según la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas.