El Papa Francisco destacó que “la primera y más eficaz forma de evangelización” es con el amor y no con “la fuerza de los argumentos”.
Con la voz afectada y claros signos de resfriado, el Papa Francisco concluyó el ciclo de catequesis sobre El Espíritu Santo y la Esposa durante la Audiencia General de este miércoles, celebrada en el interior del Aula Pablo VI del Vaticano debido a las bajas temperaturas de Roma.
Ante los fieles y peregrinos presentes en la audiencia, el Santo Padre precisó que el Espíritu Santo “conduce al Pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza”. En este contexto, recordó la expresión en arameo ¡Maràna tha!, que significa “¡Ven Señor!”.
Remarcó que “la ardiente espera del regreso glorioso del Señor”, su venida última, nunca se ha “desvanecido en la Iglesia”.
Pero esta espera, continuó el Pontífice, “no se ha quedado sola y única. A ella se ha unido también la expectativa de su venida continua en la situación presente y peregrina de la Iglesia”. “Y es en esta venida en la que la Iglesia piensa, sobre todo cuando, animada por el Espíritu Santo, clama a Jesús: ¡Ven!”, añadió.
Para el Santo Padre, este “grito” no se dirige sólo a Cristo, sino también al Espíritu Santo, ya que, después de la Resurrección, “el Espíritu Santo es el verdadero alter ego de Cristo, Aquel que ocupa su lugar, que lo hace presente y operante en la Iglesia”.