El presidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia de Colombia, Mons. Miguel Fernando González Mariño, manifestó su oposición a la ley de divorcio exprés aprobada por la Cámara de Representantes, porque reafirma la creencia de que el matrimonio es algo transitorio y no un proyecto de felicidad.
El proyecto de ley fue aprobado el 26 de noviembre en la Cámara de Representantes con 89 votos a favor y 11 en contra. También conocido como “divorcio unilateral”, deberá ser sancionado por el presidente colombiano Gustavo Petro para entrar en vigor.
La legislación incorpora al artículo 154 del Código Civil la causal número 10 para divorciarse, que consiste en “la sola voluntad de cualquiera de los cónyuges” y podrá realizarse ante un notario público o un juez.
“Analizando las cosas, más allá de los fines legales y soluciones fáciles ante problemas vitales y complejos, el divorcio en sí mismo, como forma de solucionar los problemas de pareja, lleva a viciar la voluntad de quienes desean y deciden casarse. Incluso, induce a pensar en el matrimonio como algo transitorio y no como un verdadero proyecto de felicidad”, expresó el prelado en su artículo “El divorcio exprés”: una píldora que no sana.
En su texto, publicado en el sitio web del Episcopado colombiano, Mons. González Mariño también dijo que el divorcio exprés va en la “línea de un laicismo desbordante y no un simple Estado Social de Derecho de corte laico” y se convierte “prácticamente en el mecanismo preferencial para divorciarse en el país”.
El obispo colombiano señaló que, siendo respetuosos de las instituciones del Estado, la Iglesia Católica defiende “la estabilidad del matrimonio como unos de los tesoros y punto de partida para constituir verdaderas familias y de paso sociedades y naciones prósperas y sostenibles”.