Los obispos venezolanos publicaron este 29 de noviembre su tradicional mensaje navideño, en el que renuevan su pedido al régimen chavista para que sean liberados los miles de detenidos en el marco de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, entre los que se cuentan cientos de menores de edad.
“Viviremos la próxima Navidad en medio de dramáticas realidades sociales, económicas y políticas en nuestro país, por lo cual nuestro compromiso en este tiempo debe ser el expresado por los profetas (cf. Is 2, 3 – 4) que las armas de la violencia, la exclusión, la violación de los derechos humanos, y la pobreza se transformen en instrumentos de felicidad, progreso, reconciliación, libertad y paz, y podamos ser más hermanos”, escriben los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
En ese sentido, indicaron que se mantienen en oración constante para pedir al Niño Jesús “que toque el corazón” de aquellos que, según la Constitución del país y las leyes, “tomen las medidas necesarias para liberar a los detenidos por los acontecimientos de estos últimos meses, de forma que puedan reencontrarse con sus familiares y amigos”.
Este llamamiento de la CEV se une al realizado por Mons. Mario Moronta, Administrador Apostólico de la Diócesis de San Cristóbal, este 28 de noviembre, para que los dirigentes de la dictadura venezolana “puedan regalarle una Navidad feliz a tantas familias que tienen detenidos a sus seres queridos por problemas de pensamiento político”.
Más de 2.000 personas han sido encarceladas en Venezuela, después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, dentro de las que se encuentran cientos de menores de edad, recluidos en prisiones comunes y sobre los que pesan condenas de hasta 30 años de cárcel, acusados de “terrorismo”.
Los obispos remarcan que las celebraciones navideñas llegan este año para ayudar a todos los fieles del país a “vivir el gran regalo del Dios que se hace hombre y nace en Belén”. Las tradiciones que se viven durante este tiempo, en todo el país y que van desde comidas y decoraciones hasta canciones típicas, deben ser “expresión del deseo de una humanidad fraterna y solidaria”, aseguran.