El ex primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown, se ha sumado al debate sobre el proyecto de ley de muerte asistida en Inglaterra y Gales para señalar que este no es el camino adecuado, sino el apoyo a los cuidados paliativos, cuyo valor descubrió en el 2002 con la muerte de su hija recién nacida.
En una columna publicada en el diario The Guardian, el político laborista se refirió al Proyecto de ley sobre adultos con enfermedades terminales (final de la vida), que ha dividido al país y que la Cámara de los Comunes debatirá mañana viernes.
“Jennifer, la pequeña hija que mi esposa Sarah trajo al mundo unos días después de la Navidad de 2001, murió a los 11 días. Al cuarto día, cuando se diagnosticó la magnitud de su hemorragia cerebral, sabíamos que ya no había esperanzas y que no tenía posibilidades de sobrevivir”, escribió.
“Sólo podíamos sentarnos con ella, sostener su pequeña mano y estar allí para ella mientras la vida se apagaba. Murió en nuestros brazos. Pero esos días que pasamos con ella siguen siendo algunos de los más preciados de mi vida y la de Sarah”, afirmó.
Luego, Brown escribió: “La experiencia de estar con una niña que estaba en fase terminal no me convenció de la necesidad de la muerte asistida, sino me convenció del valor y la necesidad de una buena atención al final de la vida”.
Brown, quien fue primer ministro entre 2007 y 2010, indicó que con su esposa sienten compasión por los pacientes con enfermedades terminales que temen el padecimiento que les espera en sus últimos meses, días o incluso horas, y que reconocen que en “ambos bandos del debate” hay una preocupación “por todos aquellos que sufren muertes dolorosas”.