“Un poco de caos hace falta”, dijo el Papa Francisco mientras que un grupo de niños se situaba a su alrededor al inicio de la Audiencia General de este miércoles.
Desde la Plaza de San Pedro, bajo la mirada de estos niños y de los peregrinos que le escuchaban desde la explanada, el Santo Padre explicó el significado de los frutos que concede el Espíritu Santo cambiando el tono habitual de sus catequesis y dirigiéndose especialmente a los más pequeños.
Al inicio, recordó algunos frutos enumerados por San Pablo como el amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia.
A diferencia de los carismas, que el Espíritu concede a quien quiere y cuando quiere para el bien de la Iglesia, “los frutos del Espíritu son el resultado de una colaboración entre la gracia y la libertad”, subrayó el Pontífice.
Entre estos frutos, el Papa Francisco destacó la alegría. Afirmó que “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” y destacó que aunque a veces haya “momentos tristes”, siempre está la paz.
“La alegría, fruto del Espíritu, tiene en común con cualquier otra alegría humana un cierto sentimiento de plenitud y satisfacción, que hace desear que dure para siempre. Sin embargo, sabemos por experiencia que eso no ocurre, porque todo aquí abajo pasa rápidamente”, señaló a continuación.