Viaje del Papa a Córcega va a “estimular el futuro” de la fe en Europa, dice Cardenal

Sobre la conferencia sobre la religiosidad popular en el Mediterráneo, precisó que ha sido organizada “para compartir entre nosotros lo que somos, lo que vivimos y las tradiciones religiosas populares que existen en nuestros países”. Estarán presentes obispos de Sicilia, Cerdeña, España y Francia.

Además de esto, el encuentro también tendrá “una dimensión teológica” no sólo para ver más allá del folclore de ciertas tradiciones, “sino también evangelizar a través de lo que nos transmitieron nuestros padres”.

El cardenal precisó que Córcega está “muy ligada al catolicismo” por su misma condición de isla, que le ha permitido mantener estas tradiciones “ligadas a un santo, a un mártir, a la Virgen María”. Y añadió: “Así que es una Iglesia que ha conservado la dimensión religiosa tradicional y espiritual”.

Sobre esto, indicó que es importante “no quedarse sólo en el nivel de la tradición externa”, sino saber entender cómo las tradiciones “nos estimulan a vivir nuestra fe en plenitud y con pasión”. El Señor, continuó, nos invita a “arriesgarnos en el encuentro con los demás”, sin importar cuál sea su pensamiento.

El Cardenal Bustillo señaló que la vivencia del catolicismo es más serena en Córcega que en el resto de Francia, especialmente en el ámbito político y su relación con la Iglesia. “No hay muchas dificultades” en las relaciones entre autoridades civiles y eclesiales.

“Hay una laicidad, cada uno tiene su responsabilidad en la ciudad, pero la vivimos de una manera serena y también responsable: cada uno en su sitio, pero siempre queriendo el bien de todos y el bien de la gente”, enfatizó.

El Obispo de Ajaccio dijo por último que esta es un oportunidad para transmitir las tradiciones y la religiosidad católica más allá de la isla, y poder compartir “a los demás una vida pacífica y serena entre las autoridades civiles, las religiosas y el vínculo con el pueblo”, a pesar de la situación actual del mundo entero, donde reina la violencia y la guerra.

“Podemos transmitir una vida fraternal a través de nuestras tradiciones. Por eso queremos que las autoridades civiles y eclesiásticas puedan dialogar. Hoy no podemos ser enemigos institucionales. Necesitamos también una responsabilidad por el bien del pueblo, porque al final, si nos quedamos entre nosotros, nos olvidamos del pueblo”, concluyó.