El Arzobispo de Santa María (Brasil), Mons. Leomar Antônio Brustolin, tomó algunas decisiones sobre el Jubileo 2025 en su jurisdicción. “Lo más contundente”, según la nota del 16 de noviembre, es que no se promoverá “‘encuentros de baile’ en las fiestas de los santos patrones de las comunidades” y no se venderá “bebidas alcohólicas en todos los eventos de la Iglesia Católica”.
El prelado, cuya arquidiócesis se encuentra en el estado brasileño de Río Grande do Sul, indica en la nota que la bula del Jubileo de la Esperanza, Spes non confundit, dice que “en cada celebración jubilar se promoverán y estimularán muchas iniciativas que muestren signos de esperanza, incluidas las ya realizadas”, y por eso la arquidiócesis tomó esta decisión para mostrar “que una nueva forma de celebrar y valorar la vida es posible y, de ninguna manera, incluye prácticas que destruyen la familia y la dignidad humana”.
De ese modo, Mons. Brustolin alentó: “cada parroquia debe preparar a sus peregrinos, organizando abundantes celebraciones penitenciales y promoviendo mucho la formación del discipulado, es decir, grupos de cristianos que se reúnen para escuchar y compartir la Palabra de Dios en sus ambientes y con sus compañeros”.
La razón de la prohibición de las bebidas alcohólicas y el baile
El 20 de octubre, en una Misa que presidió en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en la localidad de Restinga Sêca, el Arzobispo de Santa María resaltó que durante “el año jubilar, en ninguna capilla, en ninguna iglesia habrá baile”, algo que “fue decisión del consejo y por supuesto el obispo la firmó”. Además, resaltó que “la gente lo está haciendo mal, ¿voy a dejar que hagan lo que quieran? ¡No!”.
El prelado se refirió al caso concreto al que se refería: “Hay una fiesta, vienen 50 personas a Misa, 150 a almorzar y 300 al baile. Y mi pregunta es ¿existe la iglesia para los bailes? (…) Con unas canciones desagradables, que me muero de vergüenza, ¿no?”.