La dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo anunció el miércoles 20 de noviembre una reforma de la Constitución de Nicaragua que le daría a Murillo el cargo de “Co-presidenta”, haría a ambos “coordinadores” de los tres poderes del estado y establecería la bandera sandinista rojinegra como un símbolo patrio, entre otras muchas medidas, algo que ha recibido el rechazo de figuras e instituciones nicaragüenses e internacionales.
“Ortega y Murillo consolidan un régimen totalitario en Nicaragua con una reforma que elimina derechos, militariza el Estado y persigue opositores. Institucionalizan el nepotismo y la represión, destruyendo el Estado de Derecho. La democracia enfrenta su mayor amenaza. #SOSNicaragua”, señaló al respecto en X la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), que se define como “jóvenes organizados, trabajando en la construcción de una nueva Nicaragua”.
Según señala la BBC, la reforma se presentó ante la Asamblea Nacional para que se tramite con carácter de urgente y donde 75 de los 91 diputados son del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), partido de izquierda al que pertenecen Ortega y Murillo.
La reforma, que podría aprobarse el viernes 22 de noviembre de acuerdo a lo declarado por el presidente de la asamblea, Gustavo Porras, afectaría a más de 100 artículos de la actual Constitución que la dictadura de Ortega ya ha enmendado 12 veces desde 2007, cuando volvió al poder y del que no ha salido desde entonces.
Otra de las reformas sería la extensión del mandato de los copresidentes de 5 a 6 años.
Estos cambios permitirían además despedir a los funcionarios públicos que no estén de acuerdo con los "principios fundamentales" de la dictadura; y limitaría más la libertad de expresión, si transgrede "el derecho de otra persona, de la comunidad y los principios de seguridad, paz y bienestar establecidos en la Constitución".