Al amparo de mi Madre
y de su cuenta corriendo
yo, su “pequeño” del alma,
vuelvo a sus brazos sonriendo.
Un Padre espera a sus hijos,
a todos, allá en el Cielo”.
Fue canonizado el mismo día que San Mateo Correa, el 21 de mayo de 2000.
Mártires de Guerrero: San David Uribe y San Margarito Flores
Los mártires del estado mexicano de Guerrero, como San David Uribe Velasco y San Margarito Flores, también muestran la valentía de quienes dieron su vida por Cristo.
El sitio web del Santuario de Cristo Rey recoge la vida del P. David Uribe Velasco, quien fue apresado en 1927 durante la persecución religiosa. Según indica el sitio, un militar le ofreció garantías y libertad a cambio de aceptar las leyes impuestas por el gobierno y convertirse en líder de un movimiento religioso cismático creado por el Estado.
Ante esta propuesta, respondió con firmeza: “Si fui ungido por el óleo Santo que me hace ministro del Altísimo, ¿por qué no ser ungido por mi sangre en defensa de las almas redimidas con la sangre de Cristo? ¡Qué felicidad morir en defensa de los derechos de Dios!”. Fue ejecutado el 12 de abril de 1927.
El P. Margarito Flores se encontraba fuera de su diócesis debido a la persecución cuando se enteró de la heroica muerte del P. Uribe, lo que lo inspiró a regresar a Guerrero y aceptar el riesgo de dar su vida por la fe.
Al llegar a su destino, las autoridades descubrieron que era sacerdote, fue apresado y llevado a ser ejecutado el 12 de noviembre de 1927. El P. Flores pidió permiso para orar, se arrodilló, besó el suelo y, de pie, recibió las balas que lo unieron para siempre a Cristo.
Ambos fueron canonizados el 21 de mayo de 2000.
Mujeres que dieron su vida por Cristo Rey
María de la Luz Camacho dedicó su vida al catecismo en Coyoacán, en la Ciudad de México. Según recuerda el sitio web de la Arquidiócesis Primada de México, durante su servicio, enfrentó la hostilidad de los “Camisas Rojas”, un grupo que buscaba imponer un adoctrinamiento socialista y anticlerical mediante incendios de iglesias y ataques a católicos practicantes.
El 30 de diciembre de 1934, mientras los “Camisas Rojas” intentaban incendiar su templo, María de la Luz los encaró. En medio del caos, fue alcanzada por una bala que le perforó el pecho, muriendo en el lugar.
Leonor Sánchez López, de 19 años, fue otra víctima de este periodo de represión en el estado mexicano de Veracruz. El cronista Armando López Macip describe en un texto cómo en febrero de 1937, mientras se celebraba una Misa clandestina en la casa de un párroco en la localidad de Orizaba, un grupo de policías municipales irrumpió violentamente. Al desmantelar el altar y detener a los asistentes, comenzaron a disparar contra los fieles que intentaban escapar.
En medio de la confusión, Leonor tomó el cáliz con las hostias consagradas para protegerlo de caer en manos de los policías. Al intentar huir, fue alcanzada por disparos que la hirieron gravemente en la espalda y la mano. Falleció poco después en el hospital.
Ambas mujeres son reconocidas actualmente como Siervas de Dios y se encuentran en proceso de beatificación.
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