En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco reflexionó sobre los carismas, dones concedidos por el Espíritu Santo que ayudan a valorar el papel de los laicos en la Iglesia.
A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En las últimas tres catequesis hemos hablado de la obra santificadora del Espíritu Santo, que se realiza en los sacramentos, en la oración y siguiendo el ejemplo de la Madre de Dios. Pero escuchemos lo que dice un famoso texto del Concilio Vaticano II: “Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles, distribuyendo a cada uno según quiere (1 Co 12,11) sus dones” (Lumen gentium, 12).
También nosotros tenemos dones personales que el mismo Espíritu da a cada uno de nosotros. Llegó, entonces, el momento de hablar también de este segundo modo en que el Espíritu Santo obra en la Iglesia, que es la acción carismática, una palabra un poco difícil. La explicaré: Dos elementos ayudan a definir lo que es el carisma. En primer lugar, el carisma es el don concedido “para el bien común" (1 Co 12:7). En otras palabras, no está destinado principal y ordinariamente a la santificación de la persona, sino al “servicio" de la comunidad (1 Pe 4:10). En segundo lugar, el carisma es el don concedido “a uno", o “a algunos" en particular, no a todos del mismo modo, y esto es lo que lo distingue de la gracia santificante, de las virtudes teologales y de los sacramentos, que en cambio son iguales y comunes a todos. El carisma es a una persona o a una comunidad especial, es un don que Dios te da.
El Concilio también nos lo explica. El Espíritu Santo -dice - “Con esos dones les hace que estén aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: A cada uno… se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad" (1 Cor 12,7).