El Papa Francisco hizo un llamado urgente a los miembros del G20, el grupo de líderes mundiales de las principales economías del mundo como Estados Unidos, Alemania, Francia, China, Japón y Reino Unido, entre otros, para unirse en la lucha contra el “escándalo” del hambre y la pobreza.
En un mensaje dirigido a Luiz Inácio “Lula” da Silva, presidente de Brasil y anfitrión de la cumbre G20 en Río de Janeiro este 18 y 19 de noviembre, el Santo Padre recordó lo escrito en su encíclica Fratelli Tutti, respecto al “escándalo” del hambre y del desperdicio de alimentos que podría destinarse a los más pobres.
En el texto leído en Río por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, el Papa se refirió a diversas “presiones” contra el sistema internacional, como las guerras, el terrorismo y “las políticas exteriores asertivas”, ante las cuales los miembros del G20 deben buscar “nuevas vías para lograr una paz estable y duradera en todas las áreas relacionadas con los conflictos, para restaurar la dignidad de los afectados”.
Tras referirse a la paradoja de que “más de 3.000 millones de personas carecen de acceso a una dieta nutritiva” y que “casi 2.000 millones de individuos padecen sobrepeso u obesidad”, el Santo Padre advirtió que “mediante la usura y la codicia”, se provoca la hambruna y la muerte, y se estaría “cometiendo indirectamente un homicidio” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2269)”.
El Pontífice resaltó que “no deben escatimarse esfuerzos para sacar a la gente de la pobreza y el hambre”. “Es importante tener en cuenta que el problema del hambre no es simplemente una cuestión de insuficiencia de alimentos, sino más bien una consecuencia de injusticias sociales y económicas más amplias”, continuó.
El Santo Padre destacó la importancia de “reconocer la importante cantidad de alimentos que se desperdician a diario”.