Una Misa se celebró en el cauce del Río Bravo —también conocido como Río Grande—, en la frontera entre México y Estados Unidos, para rendir homenaje a los migrantes fallecidos este año y orar por aquellos que permanecen desaparecidos en su travesía.
La ceremonia fue concelebrada el 9 de noviembre por Mons. José Guadalupe Torres Campos, Obispo de Ciudad Juárez (México); Mons. Mark Joseph Seitz, Obispo de El Paso (Estados Unidos); Mons. Peter Baldacchino, Obispo de Las Cruces (Estados Unidos); y Mons. Anthony Celino, Obispo Auxiliar de El Paso.
La Misa se realizó cerca del sitio conocido como Casita de Adobe, en la línea divisoria entre Chihuahua, Texas y Nuevo México, en una plataforma colocada sobre el río. Sobre el lado mexicano de la frontera, cientos de migrantes con banderas de diversos países participaron en una procesión con una cruz y una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 242 migrantes han fallecido en esta frontera durante el último año, sumando más de 5.000 desde 2014.
En su homilía, Mons. Torres Campos subrayó que el propósito de encontrarse en esta celebración eucarística fue “comprometernos como Iglesia, como humanidad, a amar a nuestros hermanos migrantes” y promover su bienestar.