Irene y Cecilia son hermanas y viven en Paiporta (España), junto a sus padres y sus dos hermanos. El pasado martes 29 de octubre, cuando las inundaciones arrasaron su ciudad y varias más situadas al este del país, se encontraban solas en su casa.
A las 18:30 horas, el inicio del desastre les encontró merendando tranquilamente en la cocina: “Estábamos Cecilia y yo tomándonos un Colacao en la cocina”, narra Irene con sencillez a ACI Prensa.
No sospecharon nada, pues el patio de la casa estaba seco. Ni siquiera cuando empezaron a llegarles los vídeos con el desbordamiento del barranco por las redes sociales, pensaron que se iba a desatar la pesadilla.
Sin embargo, asomadas a la puerta de la calle, comprobaron que ya corrían 40 centímetros de agua, algo más o menos habitual. De hecho, la entrada principal de la casa está preparada con un parapeto de plástico en su parte baja para evitar que el agua penetre en la vivienda de dos plantas.
“Entonces, llegó un momento en que había tanta agua, tanta presión, que como siempre empezó a entrar agua en casa por debajo de la puerta”, por lo que comenzaron a tapar con toallas y mantas la entrada. “Pero entraba con tanta rapidez y con tanta agua, con tanta presión, que era imposible”.