Para el obispo, San Maximiliano Kolbe es un verdadero "vencedor de la Segunda Guerra Mundial", no con armas, sino "con su ejemplo de amor, entrega, humildad y servicio".
Mons. Lisandro Rivas (Venezuela)
Recientemente canonizado, San José Alamanno se ha convertido en un pilar espiritual para Mons. Lisandro Rivas, nuevo Obispo de la Diócesis de San Cristóbal. “Es mi santo de devoción y referencia”, afirma el prelado, quien también pertenece a los Misioneros de la Consolata, la congregación que San José Alamanno fundó inspirándose en la Virgen de la Consolata.
Mons. Rivas destacó a ACI Prensa que el lema de San José Alamanno fue “primero santos, luego misioneros”, una guía que invita a la transformación personal antes de anunciar el Evangelio. “Él decía que la evangelización tiene que ser realizada bien, pero sin ruido, con el objetivo de reconocer la dignidad de cada persona como hijo o hija de Dios”, explicó el obispo venezolano. Agregó que esta visión es el fundamento de su misión como misionero Ad Gentes, pues busca llevar la Buena Nueva a aquellos lugares donde aún no se conoce a Jesús.
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En su reflexión, Mons. Rivas resalta cómo San José Alamanno promovía una “evangelización integral”. “Estas personas podrán aceptar la Buena Nueva de Jesucristo como salvación si primero que todo se les reconoce como personas. Es la persona integralmente la que es salvada, y con ella el ambiente donde se encuentra”, agregó.
Para Mons. Rivas, el ejemplo de San José Alamanno cobra particular relevancia en el contexto actual de la Iglesia, enfatizando la necesidad de una “espiritualidad sinodal”, trabajando juntos e involucrando a catequistas y líderes locales en el proceso de evangelización, en línea con la invitación del Papa Francisco. “Es un referente, porque nos invita a vivir en santidad y a hacer de lo ordinario una experiencia extraordinaria, impregnada de Dios y del Evangelio”, concluyó.
Mons. Giovanni Cefai (Perú)
Mons. Cefai, Obispo de Huancané, en la sierra del Perú, compartió su devoción personal a San José, que ha sido una constante en su vida desde su infancia. Gracias a sus padres, creció con esta fuerte devoción, que se reflejaba en las prácticas familiares, como la novena y la procesión en honor a San José el 19 de marzo. En su hogar, San José fue una figura de apoyo y consuelo, especialmente en los momentos difíciles, y el silencio del santo es algo que siempre le ha impresionado.
El obispo originario de Malta mencionó que, durante su formación en la Sociedad Misionera de San Pablo, vivió la providencia de San José: “Recuerdo mis superiores y la congregación siempre intercediendo ante San José, pidiendo a Dios para especialmente ayudarles con sus obras, etcétera. Y la providencia nunca faltaba. Siempre venía, estuvimos allí como cerca de 80 personas viviendo, estudiantes, sacerdotes, ancianitos y nunca nos faltaba a pesar que no teníamos nada”.
En su misión en Perú, país al que llegó en 2001, Mons. Cefai fundó una casa de retiro en honor a San José, prometiendo: “Si tú me ayudas, yo haré esta casa en tu nombre”. Actualmente, está desarrollando “Villa San José” en Huancané, que incluirá servicios educativos y de salud. Explicó que confía en San José para hacer crecer este proyecto: “Poco a poco con mucha fe, será un éxito”.