Mons. Luis Marín de San Martín es una de las figuras claves del Sínodo de la Sinodalidad. En concreto, el Papa Francisco le nombró subsecretario de este acontecimiento que el prelado español ha vivido como “una oferta de gracia” y una llamada “a la conversión personal”.
Con la reciente reunión en Roma ya concluida y el documento final a la vista, Mons. Marín subrayó en conversación con ACI Prensa que la sinodalidad “es una dimensión constitutiva de la Iglesia”, por lo que, a pesar de que el evento de la asamblea haya terminado, “el proceso continúa”.
Enfatizó que esta dimensión “no es un logro” o algo que se adquiere, sino “que existe y ha existido siempre”. Afirmó que “la Iglesia ‘es’ sinodal” y que en esta etapa de “implementación” se pretende por lo tanto desarrollar esta dimensión, “sacar consecuencias y concretarla en la vida de la Iglesia”.
Para el agustino, el documento final “no es un recetario de medidas ni un código de leyes”, sino que “abre puertas, indica caminos a recorrer e impulsa procesos”, con “diversas velocidades, desarrollos y concreciones, porque hay diferencias geográficas y culturales”, aunque con un mismo “depósito de la fe: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo”.
Durante estos cuatro años, explicó, se ha procurado “escuchar la voz del Espíritu para discernir cómo ser fieles al Señor y cómo vivir y testimoniar el Evangelio en el mundo de hoy”. Lo concibe también como una oportunidad de renovación profunda”, que “viene de la experiencia de Cristo resucitado” y orientado a su vez a la misión en el mundo de hoy, asumiendo la diversidad cultural y los diferentes retos, “pero siempre en comunión”.