El abad Claude Barthe, autor experto en liturgia tradicional y sacerdote de la Diócesis de Fréjus-Toulon en Francia, dijo al Register que “nadie en el Sínodo, ni siquiera los obispos que conocen bien el mundo tradicional, como el obispo Matthieu Rougé de Nanterre, mencionó el uso de las posibilidades del mundo tradicional donde hay un número significativo de vocaciones”.
Cuando el Register preguntó al Cardenal Hollerich al final del Sínodo por qué los católicos tradicionales y sus puntos de vista sobre las vocaciones y otros temas no fueron considerados en las etapas finales del proceso, respondió: “Tengo personas que celebran la Misa en el rito antiguo y soy amigo de ellos. Puedo imaginarme que en un mundo posmoderno se sientan atraídos por eso; no lo condeno”.
Cuando se le presionó más sobre la pregunta, respondió diciendo que el catolicismo tradicional “no era un tema de discusión”, y agregó: “No estábamos en contra de ellos; no éramos para ellos”. Cuando se le preguntó cómo se puede llamar sinodal a este enfoque cuando se supone que incluye escuchar todos los puntos de vista, respondió: “Hemos discutido cosas traídas del pueblo de Dios, y estas personas no nos han escrito”.
El cardenal fue preguntado de nuevo sobre el tema fuera de la sala de prensa, pero dijo que estaba “demasiado cansado” antes de entrar en una sala para ser entrevistado por los medios vaticanos. Cuando se le preguntó una vez más si podía explicar por qué no se incluía el catolicismo tradicional, volvió a negarse, diciendo que tenía que ver a los jóvenes que lo estaban esperando.
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En declaraciones al Register al final del Sínodo, el arzobispo Andrew Nkea de Bamenda (Camerún), que fue miembro del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo que supervisó el funcionamiento del proceso 2021-2024, reconoció que se omitió el catolicismo tradicional y dijo que se debía a la Traditionis Custodes. “No íbamos a discutir el [motu proprio] del Papa en el Snodo", dijo.
Para el abad Barthe, la exclusión del Sínodo y de la sinodalidad fue “obviamente ideológica”, y señaló “otras áreas en las que funcionan las ‘recetas’ tradicionalistas”, como “la asistencia a Misa, los movimientos juveniles y la enseñanza del Catecismo”.
Peters dijo que si bien el documento final “tal vez no fue tan malo como se temía, el proceso sesgado desafortunadamente no ha reflejado las voces de los laicos y religiosos católicos que hablaron en gran número a favor de la liturgia tradicional y el magisterio inmutable de la Iglesia”.
Y añadió: “Es más evidente que nunca que Traditionis Custodes está totalmente en desacuerdo con el concepto de una Iglesia sinodal”, pero dijo que estaba “seguro de que los futuros sínodos no podrán evadir la deliberación orante e imparcial necesaria durante estos tiempos difíciles para la Iglesia”.
Los miembros de la secretaría del Sínodo también fueron contactados para este artículo, pero no respondieron al cierre de esta edición.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.