Lo que ocurrió en cambio fue que, ocho horas después de que Barnica diera a luz al bebé el 5 de septiembre, la mandaron a su casa con un sangrado intenso, pero le dijeron que era algo esperable. La tarde del 7 de septiembre, el esposo de Barnica la llevó rápidamente al hospital, pero ya era demasiado tarde: murió de sepsis, una grave respuesta inmune a una infección.
“El tratamiento que recibió fue deficiente”, enfatizó Raviele. “En esas circunstancias, se le debería haber administrado oxitocina y deberían haber roto las membranas para inducir el parto”.
Raviele comentó que, en algunos casos de cérvix incompetente, el reposo en cama y posiblemente la colocación de una sutura para cerrar el cérvix pueden ayudar a una mujer a continuar con su embarazo. “Pero si llegó con un cérvix dilatado de 5 o 6 centímetros, habría sido inevitable que perdiera el bebé”, comentó la médico. Según el artículo de ProPublica, Barnica tenía una dilatación de 8,9 centímetros..
“Se puede inducir el parto para tratar a la mujer si no existe un tratamiento adecuado para mantener con vida a la madre y al bebé”, explicó Raviele.
Los médicos que atendieron a Barnica en el HCA Houston Healthcare Northwest no respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios de ProPublica sobre el caso. En una declaración al medio de comunicación, HCA Healthcare sí dijo que “nuestra responsabilidad es cumplir con las leyes y regulaciones estatales y federales aplicables” y que los médicos ejercen su criterio independiente.
Alimentando los miedos
Tanto Raviele como Skop dijeron al Register que creen que los casos de estas dos mujeres están siendo distorsionados para alimentar una narrativa alarmista que ha sido fuertemente promovida en los medios, desde que se revocó Roe v. Wade .
“Los medios de comunicación empezaron a decir mentiras descaradas”, acusó Skop. “La ley establece que los médicos tienen derecho a un juicio razonable y que todos los estados pueden realizar un aborto para proteger la vida de una madre. Pero los activistas abortistas dicen que ahora los médicos no saben cómo tratar a las mujeres embarazadas”.
“Cuando se rompe la bolsa de agua, todos los médicos saben que el peligro de infección es alto si la mujer sigue embarazada y que la probabilidad de que el bebé sobreviva es baja. Pueden inducir el parto de inmediato y el bebé morirá antes de ser viable. Esto pondrá fin al embarazo, pero seguirá mostrando respeto por el bebé. Pero todavía tienen la opción de D&E [dilatación y evacuación]. Algunas mujeres quieren tener la oportunidad de intentar que el no nacido sobreviva. Si está cerca de las 22 semanas, tal vez el bebé tenga una oportunidad”.
El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología apoya opciones razonables, añadió Skop, pero parece que los colegios profesionales que quieren que las leyes fracasen, con la esperanza de que el público se vuelva contra estas, han permanecido en silencio en lugar de informar adecuadamente e incluso han generado confusión.
“Muchos de los artículos que leemos ahora sobre mujeres que han muerto por no haber recibido tratamiento son de las mismas personas y organizaciones que culpan a las leyes”, dijo Skop.
“Pero no fueron las leyes. Ningún médico que haya practicado un aborto para salvar la vida de una madre ha sido acusado de nada. Sin embargo y al parecer, algunas mujeres están muriendo a causa de este engaño en nuestro país. Me sorprende que ninguno de mis colegas haya recibido educación sobre este tema”.
Skop explicó que, cuando una nueva ley afecta la práctica de la medicina, los colegios médicos profesionales se han comunicado para asegurarse de que los médicos entendieran la ley, como en el caso de la HIPAA [n.d.r. Ley de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico] y en relación con la prescripción de opiáceos.
“Ningún médico quiere correr el riesgo de perder su licencia o terminar con un delito grave”, dijo. “Es comprensible por qué estarían preocupados, pero nuestras sociedades profesionales no explicaron la ley”.
Skop se refirió así a la Ley de Protección de la Vida Humana, que la Corte Suprema de Texas confirmó por unanimidad el pasado 31 de mayo, que permite a un médico realizar un aborto cuando ejerce un juicio médico razonable, cuando la mujer embarazada tiene una condición física que amenaza su vida o existe un riesgo para la vida o discapacidad física grave, a menos que se realice un aborto.
Skop explicó: “La Corte Suprema declaró que no se requería certeza para tratar a una mujer, por lo que los médicos no tienen que retrasar el tratamiento hasta que una mujer esté enferma y muriendo”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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