En el marco de las fiestas patrias, que en Panamá se celebran todo noviembre, la Iglesia Católica reflexionó sobre las problemáticas sociales que afectan a la región, e instó a los fieles: “no podemos ‘hacernos los tontos’”.
Mons. José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá, compartió un mensaje en el que lamentó que en la actualidad “parecemos tener las manos paralizadas para tener un verdadero encuentro que construya fraternidad” y destacó cómo esta “parálisis” impide abrazar a quienes están “heridos por la soledad y la tristeza” o mostrar solidaridad “con los que menos tienen”.
Por ello, exhortó a los católicos a que pidan a Dios que “nos sane de esta parálisis” y “nos preserve de las manos manchadas de sangre por el narcotráfico, las manos sucias de corrupción y coima, y las manos en los bolsillos del egoísmo y la indiferencia”.
Además, el arzobispo destacó cuestiones que “no se pueden postergar” como la malnutrición en la primera infancia, la falta de educación y acceso a servicios de salud, y la precaria situación de los ancianos y jubilados, quienes, en muchos casos, son “incapaces de sostenerse con un mínimo de dignidad”.
El prelado advirtió que no abordar estos problemas “generaría consecuencias nefastas e irreversibles en la vida de las personas y, por ende, de toda la sociedad”
Mons. Ulloa destacó asimismo que “el pasado nos enseña que todo lo que amamos puede ser destruido por la instrumentalización y el odio”, un fenómeno que, según él, priva “al cuerpo social de las defensas naturales contra la desintegración y la fragmentación social”. “Pocas cosas corrompen y socavan más a un pueblo que el hábito de odiar”, aseveró.