“No estamos muertos porque una vecina vino a buscar a su madre mientras adorábamos el Santísimo”, relata a ACI Prensa el P. Gustavo Riveira, párroco de San Jorge Mártir en Paiporta (Valencia, España), localidad considerada como la “zona cero” de la tragedia provocada por las recientes inundaciones.
En la tarde del pasado martes, entre 40 y 50 personas habían rezado el Santo Rosario a las 18:00 horas y, media hora después, comenzaba la exposición del Santísimo Sacramento cuando recibieron el aviso.
“No estamos muertos porque una vecina vino a buscar a su madre. Si no, nosotros no habríamos contado el cuento”, insiste el sacerdote de origen argentino, quien lamenta la falta de información recibida: “Nadie nos avisó de nada”.
La parroquia quedó anegada, pero unos 60 jóvenes lograron extraer el agua restante tras la retirada de la riada haciendo uso de cubos, según explica el párroco.
El P. Riveira describe una situación dantesca en el lugar donde las calles y las casas siguen llenas de barro, acumulando coches devastados y enseres destrozados por la acción del agua.
“Tenemos montañas de barro, de cañas. La gente ha sacado los muebles afuera para limpiar sus casas. Hay una inmensa devastación que va más allá del barro y el fango”, detalla.