El Papa Francisco visitó la Pontificia Universidad Gregoriana, institución confiada a la Compañía de Jesús y la más antigua entre las universidades pontificias romanas, para abrir el Año Académico en el marco de la reciente incorporación del Pontificio Instituto Bíblico y el Pontificio Instituto Oriental.
Al inicio del evento, el rector de la Universidad, el P. Mark Lewis SJ, recordó que aquí han estudiado obispos y cardenales como el nicaragüense Mons. Rolando Álvarez, “quien predica el Evangelio con valentía y permanece solidario con sus sacerdotes, su rebaño y todos aquellos a quienes se les ha privado de sus derechos humanos”.
Tras estas palabras de bienvenida, el Papa Francisco se dirigió a los docentes para reflexionar acerca del papel que la Universidad Gregoriana debe tener en la actualidad, cumpliendo con el carisma y legado de San Ignacio de Loyola y con la misión que “los obispos de Roma han continuado confiando en el tiempo a la Compañía de Jesús”.
“Discípulos de la coca-cola espiritual”
En un extenso discurso, el Santo Padre exhortó a los presentes a evitar encerrarse en sí mismos y a realizar así “un replanteamiento de todo”, valorando aquello que se está viviendo tanto en el mundo como en la Iglesia, “en vista de la misión que el Señor Jesús nos ha confiado” puesto que, aseguró, “cuando uno se preocupa sólo en no tropezar, termina por caerse”.