El Papa Francisco reflexionó sobre la labor de la Iglesia en favor de los más pobres y marginados durante una audiencia en el Vaticano con los participantes del III Encuentro de Iglesias Hospital de Campaña, la fundación de “Mensajeros de la paz” en España.
Al inicio de su discurso, pronunciado desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre destacó tres elementos esenciales: Anunciar a Cristo, reparar las desigualdades del tejido social y sembrar esperanza.
En primer lugar, les animó a seguir viendo en cada uno de las personas vulnerables que acogen “el rostro de Cristo”.
El Papa Francisco les invitó a denunciar con su apostolado la desigualdad, “a veces tan grande, entre los ricos y pobres”. Esto, según el Pontífice, “no es lo que Dios quiere de la humanidad y, en justicia, estas requieren ser resueltas”.
“Hay que restablecer el tejido social reparando las desigualdades, nadie puede quedarse indiferente ante el sufrimiento de los demás”, afirmó.
Más tarde, el Papa Francisco remarcó que es necesario “sembrar esperanza” en cada persona que acogen, “ya sea porque no tiene hogar, por ser refugiado, por ser parte de una familia en estado de vulnerabilidad, por ser víctima de la guerra o por cualquier otro motivo que lo vuelve marginado de la sociedad”.