La Comisión Pontificia para la Protección de Menores, establecida por el Papa Francisco con el fin de defender la dignidad de los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia, ha publicado su primer informe anual.
El Papa Francisco instituyó esta comisión en marzo de 2014 como consecuencia de los “dolorosos hechos” de abusos sexuales que han impuesto “un profundo examen de conciencia por parte de la Iglesia”.
Con la petición de perdón a las víctimas y a la sociedad por el mal causado, estos hechos condujeron, según al Pontífice, “a iniciar con firmeza iniciativas de varios tipos con la intención de reparar el daño, hacer justicia y prevenir, con todos los medios posibles que se repitan episodios similares en el futuro”.
El Santo Padre impulsó esta comisión “con el objetivo de promover iniciativas adecuadas para la protección de menores y de adultos vulnerables”, así como incentivar, junto con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, “la responsabilidad de las Iglesias para su protección”.
La finalidad del informe, publicado este 29 de octubre y que representa la fusión de los aprendizajes a lo largo de los primeros diez años, es informar al Santo Padre, a las víctimas, y a toda la Iglesia “los hallazgos y recomendaciones necesarias”, así como promover “la transformación de la Iglesia” mediante criterios y directrices claras.
Para impulsar estas iniciativas, el informe se ha basado en cuatro pilares fundamentales: “Conversión que nos aleja del mal, verdad, justicia y reparación y garantía de no repetición”.