La fiesta del Señor de los Milagros une a Perú y Venezuela en Caracas

Mons. Rivas, en su homilía, hizo énfasis en la importancia de fomentar la fraternidad entre los pueblos, para que reine la paz y el respeto. Según el P. Álvarez, la celebración “elevó el fervor de una devoción que une a Perú y Venezuela”.

“Fue un ambiente muy fraterno, muy bonito”, remarcó. Después de la Misa, la imagen salió en procesión, acompañada de muchos fieles, por las calles aledañas a la parroquia.

El sacerdote expresó que el Señor de los Milagros “es ya una devoción universal” gracias al amor y al esfuerzo de los peruanos. “Ya no es solamente de ellos, sino que le pertenece a la fe católica, como tantas devociones marianas, asumidas como propias por el Pueblo Santo de Dios”.

“Una devoción es para todos. El mensaje principal es fomentar la unión, algo que todos queremos. Las diferencias se resuelven a través del respeto mutuo, eso no solo debe decirse sino que debe ponerse en práctica”, indicó el P. Álvarez.

Por último, manifestó que el Señor de los Milagros debe recordarnos que todos somos cristianos y debemos “transmitir la paz” con todos los que se crucen en nuestro camino.

“Desde la parroquia nos esforzamos por motivar a quien es ajeno a acercarse y sentirse parte de nuestra comunidad. La invitación es que vengamos al templo, donde se celebra la Eucaristía y demás devociones con mucho fervor y amor”, indicó.

“Debemos ayudarnos entre todos en estos tiempos difíciles para el mundo entero. La dificultad es mundial. Debemos pedir a Dios Todopoderoso que nos bendiga a todos, que nos de mucha humildad, sencillez y nos llenemos de esta hermosa devoción al Señor de los Milagros, que es de todos porque el Señor Jesús es de todos”, concluyó.

¿Quién es el Señor de los Milagros?

El Señor de los Milagros, también llamado Cristo de Pachacamilla, Cristo Morado o Cristo Moreno es una imagen de Jesús pintada en una pared de adobe que se conserva en el Santuario de Las Nazarenas en Lima (Perú).

La milagrosa imagen ha soportado el embate de varios terremotos, por lo que su veneración ha crecido cada vez más desde el siglo XVII, convirtiéndose en un distintivo de los peruanos en todo el mundo.