31 de octubre de 2024 Donar
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Privacidad en el confesionario: ¿Tu teléfono inteligente está escuchando tus pecados?

Confesionario./ Crédito: Quisquilia / Shutterstock.

Cualquiera que use un teléfono inteligente probablemente ha experimentado el mismo inquietante fenómeno: un anuncio colocado en un lugar específico que aparece justo después de haber discutido sobre un tema o producto.

¿Podría ser cierto que su teléfono está “escuchando” sus conversaciones privadas?

Es una pregunta sorprendentemente difícil de responder, y que ha generado suficiente incertidumbre como para que los obispos estén comenzando a emitir prohibiciones sobre los teléfonos inteligentes en el espacio católico más privado: el confesionario.

Esto es lo que necesita saber sobre las preocupaciones de privacidad que rodean a los teléfonos inteligentes y cómo está respondiendo una diócesis católica.

Proteger el secreto

De entrada, es importante señalar que la Iglesia Católica se toma muy en serio la privacidad en el confesionario.

El sacramento de la Confesión, también llamado Reconciliación, fue implementado por Jesucristo como medio para perdonar los pecados. Él dio la autoridad de perdonar los pecados a sus apóstoles, quienes a su vez la transmitieron a los sacerdotes de hoy.

El “secreto de confesión” obliga a los sacerdotes a tratar la privacidad del penitente con la mayor solemnidad; de hecho, a lo largo de los siglos, algunos sacerdotes han elegido la muerte en lugar de revelar lo que han escuchado. Si un presbítero revela cualquier información que haya adquirido en el contexto de la confesión, será excomulgado de la Iglesia latae sententiae, es decir de forma automática.

¿Qué sucede si otra persona escucha tu confesión o si accidentalmente escuchas a otra persona confesar sus pecados? Bueno, en ese caso, la persona que escucha la confesión está obligada por lo que se conoce como el “secreto” y tiene prohibido compartir esa información.

Es posible que un laico católico pueda ser excomulgado por romper el secreto, aunque normalmente implicaría un proceso penal en lugar de ocurrir automáticamente como sucede con los sacerdotes.

Como puedes imaginar, tampoco se puede grabar intencionalmente la confesión de alguien. La Iglesia abordó formalmente este problema en un decreto de 1988 en el que la Congregación (ahora Dicasterio) para la Doctrina de la Fe advirtió que cualquiera que grabe o divulgue una confesión ajena queda excomulgado de la Iglesia latae sententiae.

¿Vale la pena correr el riesgo con los teléfonos inteligentes?

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Hace tiempo que se sabe que los “asistentes inteligentes” integrados en casi todos los teléfonos modernos, como Siri de Apple, sí “escuchan” constantemente palabras de activación como “Oye Siri”, a menos que el usuario desactive específicamente esa opción. (Es muy probable que la mayoría de las personas que saben de la tecnología y que se preocupan por la privacidad ya lo hayan hecho).

Sin embargo, tal vez una preocupación más profunda sea la gran cantidad de aplicaciones para teléfonos inteligentes que inexplicablemente piden acceso total a la cámara, el micrófono y la ubicación del usuario, a pesar de que no existe una necesidad clara de controlar esos aspectos del teléfono del usuario. ¿Podrían esas aplicaciones estar “espiándonos”?

Este temor, que se venía gestando desde hacía tiempo, volvió a cobrar protagonismo a finales del año pasado, cuando se supo que CMG Local Solutions, una filial de Cox Media Group, se jactaba abiertamente de su capacidad para escuchar a través de los micrófonos de los dispositivos inteligentes para “identificar a los compradores basándose en conversaciones casuales en tiempo real” utilizando inteligencia artificial.

CMG se retractó rápidamente cuando fue cuestionada y afirmó que nunca había escuchado las conversaciones privadas de nadie y que no tenía acceso a nada, más allá de “datos de terceros agregados, anónimos y encriptados utilizados para la colocación de anuncios”.

A pesar de que CMG tiene vínculos con Google, Amazon y Facebook a través de los programas de sus socios publicitarios, las tres negaron haber sido parte del programa de “escucha activa” de CMG. Pero muchas personas han encontrado estas negaciones poco convincentes.

Si navega por Internet, encontrará página tras página de advertencias de que sí, de hecho, su teléfono inteligente lo está escuchando. (Es cierto que muchas son publicaciones de empresas de ciberseguridad que venden productos para mantener la privacidad, lo que las hace más o menos creíbles, según cómo se las mire). Además, la revelación de CMG agrega algo de incertidumbre adicional.

Entonces, ¿qué dicen las pruebas? Según un experto en tecnología, es complicado.

David Choffnes, director ejecutivo del Instituto de Ciberseguridad y Privacidad de la Universidad Northeastern en Boston, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que la investigación que ha realizado sugiere que la pregunta de si nuestros teléfonos inteligentes están escuchando constantemente nuestras conversaciones privadas es, en su mayor parte, "no".

Choffnes, que también es profesor asociado de informática, realizó estudios en 2018 y 2020 para probar la hipótesis de que nuestros teléfonos están escuchando constantemente. Con sus colegas examinó finalmente más de 17.000 aplicaciones en un intento por obtener información sobre el potencial para filtrar contenido multimedia.

Si bien el análisis descubrió algunos riesgos de seguridad, "no encontramos evidencia de que las aplicaciones estén grabando subrepticiamente el audio de los micrófonos de nuestro teléfono", señaló.

Sin embargo, los resultados que obtuvieron fueron diferentes cuando probaron altavoces inteligentes como Amazon Alexa. La mayoría de los modelos que probaron, como se mencionó anteriormente, no se "despertaban" y comenzaban a grabar, a menos que se dijera una "palabra de activación" específica. Pero a veces, advirtió Choffnes, los altavoces inteligentes pueden activarse inesperadamente sin el conocimiento del usuario porque creen que se dijo la palabra de activación.

Choffnes también dijo que sus pruebas sugirieron que los altavoces inteligentes generalmente recopilan "sólo unos pocos segundos de grabación la mayor parte del tiempo, pero a veces eran decenas de segundos".

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En cuanto a si algún ser humano escuchará alguna vez esas grabaciones, Choffnes señaló que ha habido casos en los que se hicieron accesibles conversaciones privadas a contratistas externos, que las escucharon con el propósito de mejorar la precisión del asistente de voz para el reconocimiento de voz.

“Por lo tanto, existe la preocupación de que personas reales hayan escuchado conversaciones reales. Por contrato, estas conversaciones no deberían compartirse ni filtrarse, pero, por supuesto, los contratos no impiden el uso indebido”, dijo.

“En resumen, creo que siempre es una buena idea ser cauteloso, pero no creo que esto [la grabación secreta de los teléfonos inteligentes] deba ser en este momento una preocupación principal para los usuarios de dispositivos inteligentes”, continuó.

“Por otro lado, creo que hay un valor increíble en sacar la tecnología de los espacios que pretendemos que sean privados, no solo por privacidad, sino también por tranquilidad y eliminación de distracciones”.

Cuando se le preguntó sobre las políticas que prohíben los teléfonos inteligentes en el confesionario católico, Choffnes dijo que, como científico, “apoya firmemente esta posición”, y no solo por preocupaciones de privacidad.

“Creo que el valor va más allá de la privacidad, ya que estos dispositivos también sirven como distracciones constantes que esperaría que no fueran bienvenidas en los lugares de culto”, dijo.

Sin embargo, para Choffnes es importante señalar que “una aplicación móvil que graba tus conversaciones no suele ser la mayor amenaza para la privacidad”.

Después de todo, ya es bien sabido que las empresas de tecnología pueden rastrear y de hecho rastrean el historial de navegación de sus usuarios, el uso de aplicaciones y la ubicación exacta, utilizándolos todos con fines de marketing. Incluso las aplicaciones religiosas a veces han sido sorprendidas explotando los datos de los usuarios de esta manera, señaló.

“Dado lo sensibles y personales que son la religión y la actividad religiosa de uno, creo que esto es una consideración importante para el clero y los feligreses: piénsalo dos veces antes de instalar aplicaciones, intenta leer la letra pequeña si puedes, [y] no concedas permisos que no sean necesarios”, dijo Choffnes.

Y, reiteró: “Apaga tu dispositivo cuando necesites privacidad y concentración”.

¿Prohibir o no prohibir?

El Obispo de Lincoln (Estados Unidos), Mons. James Conley, formalizó este año una nueva política que prohíbe a los sacerdotes usar sus teléfonos inteligentes en el confesionario.

El P. Caleb La Rue, canciller de la Diócesis de Lincoln, dijo a CNA que ha escuchado sobre varias diócesis que implementan políticas similares, específicamente por preocupaciones de privacidad: temores de “accidentalmente tocar [grabar], o en el peor de los casos, un sacerdote que llama sin querer a alguien y transmite la confesión de alguien”.

Sin embargo, el principal impulso para aplicar esta política en la Diócesis de Lincoln no fue en realidad la preocupación por la privacidad, sino más bien que el tiempo de un sacerdote en el confesionario debe ser tranquilo, de oración y libre de distracciones, dijo el P. La Rue.

Dijo que Mons. Conley había estado "alentando firmemente" a los sacerdotes a dejar sus teléfonos inteligentes fuera del confesionario al menos desde 2014, sin llegar tan lejos como para emitir una prohibición formal hasta este año.

"No vas a tener tu teléfono en el altar cuando estés celebrando Misa. ¿Por qué tendrías tu teléfono afuera mientras escuchas confesiones?", preguntó, y agregó que era importante contrarrestar "la percepción de que el sacerdote está navegando por Twitter mientras escucha confesiones".

El P. La Rue reconoció, sin embargo, que a muchos sacerdotes de la Diócesis de Lincoln, incluido él mismo, les gustaba usar los teléfonos inteligentes en el confesionario por razones perfectamente inocentes, como para verificar la hora y buscar oraciones o lecturas de las Escrituras. Los penitentes también suelen llevar sus teléfonos al confesionario porque tienen una lista de sus pecados o porque tienen la oración del Acto de Contrición a mano como referencia.

Al final, sin embargo, el sacerdote explicó que la política busca “eliminar todo lo que pueda interponerse o ser un obstáculo” para “un encuentro auténtico con Cristo”.

“Se trata de mantener los sacramentos como encuentros sagrados con Dios, especialmente la misericordia de Dios en el confesionario”, afirmó.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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