América Latina ha emergido como una voz significativa en el Sínodo de la Sinodalidad. Durante este mes de octubre, miembros del clero y varios de los participantes han reflexionado sobre el impacto y las consecuencias que el “estilo sinodal” propuesto en la asamblea tendrá en sus respectivos países.
Antídoto contra la polarización
El Cardenal colombiano Luis José Rueda Aparicio, uno de los seleccionados para la elaboración del documento final del Sínodo, subrayó en declaraciones a EWTN que, a pesar de la variedad de contextos, existe una “unidad” que hace posible que el estilo sinodal se impregne en las diferentes realidades de América Latina.
En concreto, señaló que la sinodalidad se concibe como un antídoto contra un grave problema que afecta no sólo a Colombia, sino a toda América Latina. Se trata de las “polarizaciones tóxicas, enfermizas, que llevan a que dentro de los países se vuelvan enemigos, incluso, miembros de la misma familia”.
Para el purpurado, la propuesta de la sinodalidad “con capacidad de escucha, diálogo y esa metodología sencilla, pero poderosa, que es la conversación en el espíritu, en donde se le da valor al que habla y a lo que expresa para luego encontrar, guiados por el Espíritu Santo, una ruta común, tiene una aplicación social muy fuerte”.